Somos nuestra memoria,
somos ese quimérico museo de formas inconstantes,
ese montón de espejos rotos.
Jorge Luis Borges.
Si “
Magrana Granada” era la fiesta de la Espiral Literaria, “
Memorias i Memòria” es su explicación.
¿Quienes somos? Es algo que cualquiera se pregunta alguna vez. Por lo menos, una en la vida. Y nadie puede negar que lo que somos, por mucho que nos hayamos esforzado en construirnos a nosotros y nosotras por nuestros propios medios, o como hayamos podido, en parte está influenciado por quienes nos criaron y su propia historia.
Este libro es una mirada hacia atrás, para ver de dónde sale la diversidad de los granos de la granada. Cada autor, con sus recuerdos, con las historias de sus antepasados, va construyendo (a veces inconscientemente) su propia identidad sobre estas bases. Porque nadie parte de cero.
En el prólogo de la obra,
La iaia que fuma dice:
“En esta recopilación con la consigna de trabajar sobre la memoria y sus efectos hay un poco de todo, y entre tod@s, se perfila un tiempo de silencio, obligado por el momento histórico, por el miedo y por esa máquina de matar que es el olvido sistemático de lo que nos hirió. Viajes interiores, al centro de nuestro propio tiempo; viajes afuera, al centro de ese tiempo, y a pesar de todo, el dibujo final es un retrato casi completo de ese transcurrir entre al afuera y el adentro, entre lo que nos viene dado, lo que sabemos y lo que construimos.”
Cuando recibí el comunicado de la temática del libro y un “ponte a currar ya”, le dije a
La iaia que fuma:
- ¿Tú saps que ploraré?
Y ella me respondió:
- Tots plorarem.
Me niego a creer que por muy estoico que un espíritu sea, no se conmueva al echar la vista atrás y recordar...
Tras el proceso interno, cada uno de los autores, pusimos en papel aquello que recordamos con más o menos claridad, que nos ha influido en nuestra forma de ser, de pensar, de ver el mundo, desnudándonos en esta travesía interior y poniéndolo en común en esta obra, complementaria a
Magrana Granada. Cada fruto es distinto al otro. No es el mismo tono de rojo, no tiene las mismas aristas, ni la misma cantidad de jugo. Siendo tan distintos, estamos juntos dentro de la dura piel.
Y ahí, radica su belleza.