El presidente del Tribunal Constitucional, hastiado de todo, acaba con su vida volándose la tapa de los sesos con una escopeta de caza. El escándalo no ha hecho más que empezar.
Pat MacMillan acaba de recibir un encargo que no puede rechazar. El detective necesita el dinero para llegar a final de mes y este nuevo trabajo llega a sus manos como agua de Mayo. Desde que salió del CNI huyendo de ETA ha tenido que hacer equilibrios con su economía, pero por ahora se sostiene. La vida de retiro que ha escogido -una casa de campo en Jerez de la Frontera con la única compañía de su perro, dos gatos, dos gallinas y su huerto- le recompensa con grandes dosis de paz y de silencio y resulta mucho más económica que la que podría llevar en una gran ciudad. Aun así, los recibos de la luz y de la residencia de su madre con Alzheimer no se pagan por arte de magia.
Acude a la mansión de los Donnelly con la expectativa de salir de allí con más crédito en sus bolsillos a cambio de más problemas. Y el caso que debe investigar sin duda le proporcionaría ambas cosas. La señora Donnelly, matriarca de una familia adinerada de Jerez que hizo fortuna en el negocio del vino, le pide que descubra qué hay detrás del homicidio de su hija Nora, brutalmente violada y asesinada hace tres años. Debe hacerlo antes de que la mente de esta anciana, afectada por la misma enfermedad que su madre, se deteriore por completo.
Desde este punto de partida comienza nuestro detective privado su investigación y averigua que la tal Nora no es ni de lejos la hija dócil y encantadora que su madre creía tener. Por el contrario, todo parece indicar que llevaba un tipo de vida altamente arriesgada y conflictiva, por lo que no era descabellado pensar para nadie que la conociera que la chica tendría un mal fin.
Sumergiéndose en los tugurios más peligrosos, MacMillan avanza en sus pesquisas haciendo uso de su intuición y de sus poco ortodoxos métodos. Métodos tan particulares como su carácter, que hacen de este detective un personaje muy especial. Mitad irlandés, mitad español, posee algunas de las virtudes y casi todos los vicios de ambas culturas. Adicto al café y al tabaco, con un hígado a prueba de alcohol, capaz de sobornar, torturar, amenazar y saltarse la ley cuando la circunstancia lo requiere, entiende la justicia a su manera pero conserva en el fondo un gran poso de honestidad. Amante de la soledad y del silencio, de los libros y la música, de la cocina y la horticultura; aunque duro, irónico, terriblemente ácido y mordaz... La personalidad de MacMillan está formada por una mezcla de contradicciones explosiva. Tendrá que echar mano de su mayor virtud, la de no tirar nunca la toalla y, por qué no decirlo, en caso de que aparezca aprovechar la "suerte de los irlandeses".
Curiosidades: - J. L. Rod, autor de "Mañana es otro mundo", es guionista de cine y televisión. Suele trabajar para la industria de Hollywood y ha formado parte de varios de los proyectos más exitosos de los últimos años. Ha ejercido como profesor de creatividad y desarrollo de proyectos audiovisuales en distintos centros de formación. Con "La suerte de los irlandeses", la primera novela protagonizada por el detective Pat MacMillan, cosechó un gran éxito y alcanzó más de 50.000 ejemplares vendidos en Amazon.