"Todo empezó como un juego... y al final se convirtió en una realidad que aún no sé dónde esconder. Comencé perdiéndome en las calles de una ciudad y acabé haciéndolo en las líneas de mi vida".
Alicia llega a
Toledo persiguiendo una oportunidad. No están las cosas como para rechazar la posibilidad de trabajar aunque sea de forma temporal y lejos de su ciudad, aunque tenga que separarse durante unos meses de su marido y llevarse con ella a su niña. Se alojará en casa de su
tía Laura; no se puede decir que la relación entre ellas sea muy estrecha, pero su tía se ha ofrecido y, por otra parte, así tendrá alguien con quien dejar a la pequeña. En su corta etapa como profesora sustituta en Toledo, Alicia conoce a
Marcos, un policía de ojos verdes que le descubre las fantásticas historias que oculta su ciudad, historias antiguas que sólo necesitan de un buen contador para ser recreadas y hacerse presentes. A su vez en esta ciudad, como en cualquier otra, bullen continuamente infinidad de historias cotidianas, rutinas y sorpresas, alegrías y tragedias, verdades y secretos que se ocultan tras cada casa, tras cada puerta, tras cada persona.
Alicia es una más entre los millones de ciudadanos españoles que, de un modo u otro, se ven afectados por la situación actual. Una
crisis profunda atraviesa el país mientras hiere, en algunos casos de muerte, a sus habitantes. El sistema se ha colapsado desde el punto de vista económico; desde el punto de vista ético hace todavía más tiempo que dejó de funcionar. El país entero naufraga a la deriva, mientras los casos de
corrupción política se multiplican dejando en cada uno de los ciudadanos una amarga sensación de impotencia al ver que nadie paga por nada y que la impunidad es la regla. Este problema se ha extendido y no es sólo patrimonio de los políticos, alcanza a toda la sociedad. "En un mundo normal, un policía no debería revender la droga incautada; un político debería estar al servicio de los ciudadanos y no al servicio de su bolsillo; los fármacos deberían curar y no paliar; los sindicatos deberían ayudar al trabajador y no a las empresas... pero, desgraciadamente, no vivimos en ese mundo". Cada uno es corrupto en la medida de sus posibilidades y no es fácil intentar cambiar las cosas en un país donde la moral es prácticamente una especie en peligro de extinción.
Alicia llegó a
Toledo persiguiendo una oportunidad y acabó persiguiendo un misterio escondido tras la imagen de dos corazones enfrentados. Dejó atrás su cotidianidad para sumergirse en una ciudad encantada y descubrir sus historias subterráneas, la vida vivida con la que había quedado empapada cada una de sus piedras. Se dejó llevar por la magia de sus leyendas de cuento, de narraciones imposibles, de ensoñaciones fantásticas que esconden promesas, de códigos invisibles que aguardan pacientes, de tesoros emocionales y emocionantes que cohabitan entre sus gentes desde tiempos inmemoriales. Se diluyó entre sus calles sin apenas ser consciente de que, a cada paso que daba, se diluía una vida edificada durante tantos años, la suya propia, del mismo modo que se pierde el agua corriendo entre las juntas, como arena que escapa y se filtra por cualquier rendija. Iba descifrando misterios de antaño mientras, en su interior, se iba gestando un
secreto que amenazaba con hacerse cada vez más grande, poderoso e incontenible. En el trayecto,
Alicia perdió la seguridad y la confianza que le servían para mantener estable su vida construida pero, a cambio, se encontró con su reverso, con el negativo de sí misma, con la posibilidad. El hallazgo íntimo formará parte del colectivo universal de los
secretos, de las miles de historias que todos guardamos, que en raras ocasiones salen a la luz y que tendemos a esconder
bajo el sofá.