"Alguien que lleva cuarenta años muerto no puede ser secuestrado y, desde luego, no puede sangrar".
Unai López de Ayala, apodado
Kraken, es un exinspector de la División Criminal que ahora se dedica a formar a los nuevos agentes mientras disfruta con su familia de una vida tranquila, muy diferente a la que tenía cuando estaba en activo. Sin embargo, esa calma termina de manera abrupta en cuanto recibe una llamada anónima, en la cual le dicen que debe encontrar el
Libro Negro de las Horas, de Constanza Navarra, en una semana o su madre morirá.
Es obvio que algo así desestabilizaría a cualquiera, pero en el caso de Unai es aún más perturbador: su madre lleva cuarenta años muerta. Puede ser mentira, incluso el grito que oyó al final de la llamada y que no deja de escuchar en su mente: «¡Hijo!». A su personalidad racional le cuesta asumir algo así, pero, entonces, en el escenario de un asesinato en Madrid encuentran una cantidad considerable de sangre diferente de la de la víctima; al analizarla, descubren que es de la madre de Unai.
Kraken, Unai, vuelve a meterse de lleno en una investigación criminal que tiene relación directa con su familia y su pasado, y en esta ocasión también con la bibliofilia. Junto con su antigua compañera, Estíbaliz, y a caballo entre Vitoria y Madrid, ha de resolver el caso contra reloj.
Intercalada con los capítulos de la investigación vamos leyendo otra historia. Esta nos lleva a los años setenta, a conocer a Ítaca Expósito, una niña huérfana abandonada en la puerta de un convento de Vitoria y criada por las monjas. Ítaca va creciendo y demuestra una gran habilidad con la pluma, aptitud que las monjas aprovechan para enseñarle a copiar —falsificar— libros. Esta otra trama avanza hasta confluir con la de Unai y desvela importantes secretos.
Quienes hayan leído la
trilogía de La ciudad blanca, de la misma autora, ya conocerán a los personajes principales. No obstante, no es necesario haberla leído para comprender
El libro negro de las horas; es un libro autoconclusivo.
Esta novela también es un thriller con buen ritmo, si bien no tanto como las otras tres protagonizadas por el
inspector López de Ayala. A cambio, es más intimista y, en mi opinión lo mejor: da gran cantidad de información sobre libros (¿sabéis lo que es un
libro de horas? Yo desconocía su existencia hasta ahora), editoriales, falsificaciones… en resumen, un filón para los bibliófilos. La autora se ha documentado en profundidad para enriquecer esta novela negra y hace que los libros también sean protagonistas.