A sus sesenta años, Devin Jones todavía recuerda aquel otoño de 1973 con nostalgia. Su memoria guarda celosamente esta época de su juventud con una transparencia inusual. Los cuarenta años que ya han pasado no han podido empañar el recuerdo de entonces, ni los sentimientos de aquel chico de veintiun años que sólo poseía unos cuantos pares de pantalones, un coche desvencijado, ideas suicidas ocasionales y un corazón roto. Aquel otoño fue el más hermoso de su vida, aunque también el más triste.
Cada día, Devin emprendía a pie los cinco kilómetros que separaban Heaven´s Bay -la ciudad costera de Carolina del Norte donde residía- de Joyland. Abandonado por su novia Wendy, todavía con el profundo dolor del primer desengaño amoroso a sus espaldas, el joven había aceptado un empleo de verano en un parque de atracciones, que le serviría para olvidarse un poco del mal de amores y para realizar su primera incursión en el mundo laboral. Para este joven aspirante a literato que soñaba con escribir para The New Yorker, este trabajo tenía carácter temporal, pasajero. Devin no podía siquiera sospechar que su paso por Joyland iba a ayudarle a madurar y que allí viviría ciertas experiencias que le dejarían huella para siempre.
Sus amigos y compañeros de hospedaje Tom y Erin, un niño entrañable de nombre Mike que sufre una grave enfermedad y que posee a su vez un don muy especial, una madre joven y luchadora, una adivina que dice tener línea directa con el más allá... Todos ellos forman un grupo peculiar de personajes que se cruzarán en el camino de Devin para no abandonarle jamás.
Joyland es un parque de atracciones de los que ya no quedan. Destartalado, misterioso y de aspecto un tanto macabro, poco tiene que ver con los parques temáticos que conocemos ahora, modernas versiones de las ferias tradicionales. En Joyland, un lugar decadente donde la diversión está garantizada, el miedo ocupa un puesto de privilegio. Entre descarga y descarga de adrenalina hay quien asegura haber sentido otro tipo de emociones fuertes, mucho más terroríficas. Tal vez tengan relación con una historia verídica que tuvo lugar en este parque años atrás: el brutal homicidio de una joven llamada Linda Gray en la Casa del Terror, cuyo fantasma ha sido visto por la zona. La identidad del asesino es una incógnita que Devin tratará de descifrar.