Frances Hodgson Burnett (1849-1924) nacida en Manchester (Inglaterra) pero considerada como escritora norteamericana ya que 1865 se estableció en Estados Unidos. Casada y divorciada en dos ocasiones tuvo que afrontar el fallecimiento de su primer hijo. Entre sus obras destacan novelas juveniles ("El jardín secreto", "Sara Crewe"…) y para adultos, como la que tenemos entre manos: "La formación de una marquesa".
Esta obra se publicó originalmente en dos entregas en la revista inglesa Cornhill en 1901, y en 1902 se publicó ya como una sola novela con dos partes. En la primera de ellas, titulada como el libro “La formación de una marquesa”, conoceremos a Emily Fox-Seton, una mujer joven y soltera de treinta y cuatro años, lo que en esta época la convierte en lo que se califica despectivamente como una solterona. Su capacidad económica es reducida, lo justo para tener alquilada una habitación y comprar retales de ocasión o vestidos de mayor ocasión aún. Se gana la vida haciendo encargos para damas de mejor posición social y será esto lo que le permite codearse con esa alta clase social y vivir su particular cuento de hadas, pues eso es lo que parece la primera parte una historia como la de Cenicienta.
En la segunda parte, titulada “Los métodos de lady Walderhurst”, leeremos como la novela da un giro. Del cuento de hadas que se extiende por las primeras páginas de esta parte, pasaremos a leer, casi, un cuento gótico. La serie de desdichas y terribles circunstancias que Emily, convertida ya en lady Walderhurst, debe afrontar son realmente dignas de una película de misterio. Familiares políticos envidiosos, criados indios practicantes, casi, de magia negra… Pero afortunadamente, la lealtad de una de sus sirvientas la pondrá a salvo de esta serie de infortunios.
En "La formación de una marquesa", Hodgson nos habla constantemente del infortunio que el ser humano se ve obligado a afrontar en su vida (tal vez sus dos matrimonios acabados en divorcio y la muerte de su primogénito, marcaron su forma de entender la literatura y, quizá, la vida). Y también nos ofrece una fotografía dulcificada de la sociedad y las diferencias sociales de la época. Dulcificada precisamente por la presencia de Emily Fox-Seton, una mujer que cree en la bondad de las personas hasta límites que la hacen parecer una niña pequeña o, incluso, una mujer falta de madurez. Este carácter nos permite ver las diferencias entre las damas de la clase alta y las personas de clase menos alta; su vínculo con ambas clases y su propia situación, con cambio de clase incluido, expone la bondad y maldad de los personajes que van apareciendo en la novela.
La narración es fluida, dulce y ligera. La presentación de los pocos personajes principales es detallada en el perfil psicológico, lo que nos permite captar mejor esas cuestiones de las clases sociales; la descripción de paisajes naturales y residencias, sin ser exhaustiva o excesiva, nos permite situarnos perfectamente en cada lugar y llegar a imaginar cómo es una sala o un puente sobre un lago (tal vez ayudados de las recreaciones cinematográficas que se han hecho de otras obras de semejante corte y similar época).
"La formación de una marquesa" es una obra para leer con calma, aunque el giro gótico que se produce en la segunda parte nos lleva a no querer parar de leer para descubrir si ganará el mal o el bien, o en qué porcentaje ganarán uno y otro…