"La siempre-encantada-de-conocerse Europa" está perdiendo pie. El liderazgo cultural, político y económico ejercido por ella en el mundo durante los últimos siglos parece que está llegando a su fin. Un cambio de civilización apunta ya en el horizonte".
Las tensiones con la civilización islámica durante la Edad Media y la necesidad de coaligarse contra la misma unieron a todos los reinos de la cristiandad, naciendo entonces
Europa como un todo continental vertebrado por la religión cristiana y el poder papal. Desde entonces Europa ha construido su identidad común excluyendo para ello a una gran cantidad de países periféricos respecto a ella a los que ha explotado económicamente, ha manipulado políticamente y ha colonizado culturalmente.
"La siempre-encantada-de-conocerse
Europa" se tambalea. Su identidad se resquebraja al existir en su seno dos almas: el Norte, competitivo, ahorrador y exportador y el Sur, irreflexivo, temperamental y desprendido. El sueño de la
Eurozona ha acabado convirtiéndose en
pesadilla. Su erróneo diseño ha devorado a la
clase media, sobre la que recaía la estabilidad del sistema y el sustento de nuestro mayor logro como civilización: el Estado del bienestar.
La tan ansiada
globalización ha sido nefasta para la
clase obrera europea ("la globalización estaba rifando una hostia y la clase obrera tenía todas las papeletas"). Deslocalización empresarial, desaparición de sectores industriales enteros, competencia insuperable de los países emergentes asiáticos poco respetuosos con los derechos laborales. Como ejemplo de esas perversas consecuencias,
Naomi Klein denuncia en "
No logo" la creación en algunos países asiáticos de las llamadas "Zonas de Procesamiento de Exportaciones", auténticos campos de concentración para trabajadores en régimen de semiesclavitud y que funcionan como atractores de la inversión extranjera, a la búsqueda de mano de obra barata.
¿"Angelamerkizar" el
Sur de
Europa o convertir estas naciones en un gran mercado laboral de mano de obra precaria al servicio de las élites empresariales asiáticas? ¿Podremos mantener la
Europa de las libertades y del abundante gasto social o sucumbirá ésta ante las exigencias del gran mercado global? Estas son algunas de las preguntas que surgen después de leer "
Europesadilla".
Aleix Saló, aunque pueda pensarse lo contrario, no es historiador ni economista, ni siquiera es tertuliano. Es, como a él mismo le gusta definirse, viñetista o historietista y "
Europesadilla", aunque pueda parecer un tratado político, es un
comic. Pero es un comic especial, que mezcla la viñeta de opinión de tono satírico y lo que podríamos llamar el miniensayo, con una doble intención: instruir y divertir.
Aleix Saló ha experimentado y, fiel a su filosofía de trabajo multicanal, nos ha sorprendido con una obra que hacer reír y da que pensar.