Quizás porque esta historia se ha llevado al cine, es archiconocida, y, a veces, antes que con la lectura, nos hemos acercado a ella a través de una de sus versiones cinematográficas, puede chocar el modo en que está escrita.
Más potente que cualquier película, la narración original del autor es todo menos fácil. Lo que está pasando no queda siempre claro, más bien nada hasta el final. Y es que "Dr. Jekyll y Mr. Hyde" es una historia de misterio y suspense quizás minimizada sólo si sabes de lo que se trata. Pero si no lo sabes o, si sabiéndolo, lo dejas al margen, disfrutas más y te quedas atrapada por el modo de contar qué ocurre y vuelves a sorprenderte y espantarte con el desenlace final.
Como toda buena novela ésta tiene un conflicto que, en este caso, es interior y moral. Y eso es lo que cuenta Stevenson con un andamiaje de narración donde cuerda y arco se tensan con recursos variados, cartas, confesiones, diálogos, el relato de quien vio algo, trazos oscuros de testigos que realmente no ven nada de lo importante, solo lo exterior, curioso. Y es que realmente hasta el último capítulo, con la confesión de Jekyll, todo parece raro, misterioso y sombrío. Y después la penumbra se hace más profunda, más grande.