La reputación en otros tiempos era una divisa muy valiosa que definía oportunidades o representaba una condena. ¿Quién diría que unas pocas opiniones pudieran cerrar puertas con una gran facilidad? Las opiniones no eran solo pareceres dispersos, eran la medida de valor de un individuo, eran la conexión que los podría presentar a compañías muy prestigiosas. Básicamente, esos pareceres que hoy en día no remueven ni agitan tanto como antes determinaban el éxito rotundo o el fracaso absoluto. Una vez perdida, esta divisa era casi imposible de recuperar, ya una percepción fue formada a base de una única impresión y las personas que pensaban así no cambiaban de idea fácilmente, o nunca. Una vez alguien era tildado de una forma perjudicial la sociedad lo rechazaba, expandía esta mala impresión a todos los círculos y dichos círculos influyentes cerraban sus puertas y no las volvían a abrir nunca más. De esta forma la reputación moldeaba gran parte de la vida de una persona. Este es uno de los mayores y más tristes obstáculos que enfrentarán los protagonistas de la obra La Dama de las Camelias del autor francés Alexandre Dumas, hijo del renombrado escritor de la obra Los tres mosqueteros Alexandre Dumas padre.
Este libro sigue la historia de amor entre Marguerite y Armand, dos jóvenes cuyo único pecado fue querer un futuro juntos. ¿Cómo podría aprobar la sociedad de ese momento una relación entre una bella y famosa cortesana con un futuro abogado lleno de potencial? Marguerite ha trabajado como cortesana la mayor parte de su vida y siempre ha desempeñado un papel no elegido por ella sino impuesto por los tiempos en los que vive. Se muestra coqueta con quienes están interesados en ella, se sirve de sus encantos y sonrisas para obtener beneficios y lujos y siempre está lista para desechar a quien sea para recibir al siguiente. Ese es el papel que le ha permitido sobrevivir, no obstante, ella guarda un secreto que solo comparte con Armand: ella odia esta vida que le fue forzada, detesta a las personas que la rodean porque ella sabe que no la quieren ni la respetan de verdad (nadie se esfuerza en conocerla como persona), sino que la usan y la intercambian como si fuera una moneda. Marguerite desprecia aquellos lujos que recibe porque son gestos vacíos y transaccionales, y lo que ella desea no lo puede conseguir fácilmente. Lo único que ella de verdad quiere es ser amada y apreciada por quien es, solo quiere una vida tranquila y está dispuesta a renunciar a todo con tal de tenerla.
Armand le ofrece esta perspectiva y está más que preparado para vivir esa existencia con ella. No obstante, no será sencillo cumplir con este objetivo. Hay muchas personas que consideran que Marguerite no merece cambiar su forma de vida, a otros les conviene que ella siga siendo cortesana, a la vez que habrá individuos que no apreciarán que un joven como Armand tenga una relación con una cortesana. Todas estas personas harán lo posible para bloquear esa relación y se servirán de diferentes tácticas para separar a esta pareja de enamorados. Muchos obstáculos internos y externos van a poner a estos dos amantes a prueba y ellos tienen una alta probabilidad de perder. ¿Su amor será suficiente para obtener esa vida juntos que desean o las reglas que ellos no eligieron pero que los acechan podrán separarlos? Esta es una historia con circunstancias injustas que impiden que dos personas sean simplemente dos amantes que no le hacen daño a nadie con su relación. Es una historia en que al mundo en el que viven no le importa quienes son ellos sino qué son, y en el mundo de este libro una vez un papel es determinado, poca gente aceptará un cambio.
Este libro es una historia trágica que desarrolla perfectamente a personajes complejos y muy profundos. Marguerite es mucho más que el trabajo que se vio obligada a tomar y vive en un mundo que no quiere ver eso y se apresura a tildarla por un solo aspecto. Armand es un joven soñador, inteligente e idealista que se ve a la vez delimitado por la sociedad en que habita en que tal vez deba desechar sus sentimientos más valiosos y ser lo que la gente quiere que sea. La trama está bien establecida, no hay ni un solo cabo suelto y cada personaje tiene un papel importante que desarrollar. En este libro nada se desperdicia y todo lo que se narra es necesario para el desarrollo de la historia y para el camino que toman nuestros protagonistas. No hay descripción que sobrecargue al lector, no hay nada que no sea relevante a medida que se avanza en la lectura y cada personaje secundario va a ser clave para la historia, sin nunca ser un adorno innecesario. Si se busca una lectura con personajes complejos, un final triste, una historia donde cada personaje recibe buen desarrollo y un estilo de escritura ameno y agradable de leer recomiendo este libro.
Curiosidades: - Para la escritura de este clásico de la literatura Alexandre Dumas (hijo) se basó en una historia de amor autobiográfica que mantuvo con una joven cortesana de París.
- El gran compositor Giuseppe Verdi se inspiró en "La Dama de las Camelias" para crear la magnífica ópera "La traviata" (cuya traducción al español es "La extraviada"). Del mismo modo, existen numerosas manifestaciones artísticas y culturales que hacen referencia a la historia de amor entre Armand Duval y Marguerite Gautier, convirtiéndola en una obra clásica y atemporal.