Empezar a leer estos cuentos de Virginia Woolf (1882-1941) fue un intento de descubrir algo nuevo de esta escritora británica, y lo que me encontré según iba avanzando fue realmente algo nuevo, fue como entrar en su laboratorio de escritura y descubrir con ellas nuevas formas, estrategias, juegos… que muchas veces se convirtieron en un caos en mi cabeza y necesité volver a leer e incluso otra vez más.
Esta edición de la editorial Losada reúne dieciocho relatos, cuentos o casi podríamos llamar juegos de Woolf con la escritura. “La marca en la pared” nos lleva por el monólogo en primera persona en torno a la marca en una pared, al final nos desvela qué es esa marca, para contarnos que el arte lo es a partir de lo más insignificante en muchas ocasiones y no necesita de grandes complicaciones en una mente ingeniosa. En “El vestido nuevo” nos narra la incomodidad que representa para muchas mujeres el sentimiento de pertenencia a grupos, que se establece casi como una obligación si se quiere ser alguien, destaca lo nimio de muchas imposiciones sociales que se han ido transmitiendo a lo largo de los años. “La dama en el espejo: un reflejo” nos lleva a descubrir el espejo como un elemento de observación indiscreta, pero a la vez la faceta de arma de realidad que nos devuelve la imagen de nosotros mismos. “La novela no escrita” y ese juego al que tantas veces hemos jugados muchos, al menos yo, de inventar la vida de una persona a la que solo vemos unos instantes en un vagón de tren (como es el caso de este relato) o esperando nuestro turno en cualquier sitio…
“El cuarteto de cuerdas” es un juego en toda regla. La narradora nos invita a seguir su flujo de pensamientos, meditaciones y preocupaciones al compás de la misma música que ella está escuchando; de esta forma quiere demostrar el importante valor de la música en nuestras vidas, en nuestros sentimientos y en nuestras reflexiones. “Una casa encantada” nos lleva a los cuentos de fantasmas, pero aparca la narración tradicional de estos cuentos góticos para destacar lo superficial de la vida apoyándose en espectros y en seres de carne y hueso. “Lunes o martes” es una narración que se convierte en un auténtico juego de ambigüedad poético.
Es, en definitiva, un extra en la literatura de la escritora en el que reincide en sus temáticas más características: confundirnos entre pasado y presente o entre sueño y realidad, como hacía en "La señora Dalloway"; la sociedad y las clases sociales; el aislamiento y el sufrimiento; la memoria; la naturaleza; incluso la locura.
"Una casa encantada y otros cuentos" ha sido una lectura peculiar, que necesita de todo la atención para no perder ni una sola de las propuestas que Virginia Woolf nos lanza desde su laboratorio de narrativa.