La trilogía que nos presentó Kate Jacobs, relataba la historia de Georgia Walker y su hija Dakota. Georgia tuvo a su hija con James, los dos eran jóvenes y él quería volar. Así que Georgia se vio criando sola a su hija mientras su pareja la dejó para marcharse a Francia. Los devenires de la vida la hicieron conocer a la que será una muy buena amiga, Anita; esta la ayudará a tomar algunas decisiones importantes en su vida, y Georgia ahora tiene una pequeña tienda de materiales de costura, de punto; también se atreve a hacer sus propios diseños. En la parte superior de la tienda, madre e hija tienen su casa.
La vida de Georgia y Dakota se ve complementada por una serie de dispares mujeres que se reúnen los viernes por la tarde en la tienda para hacer punto, pero lo importante no es tanto la tarea que cada una tenga entre manos, las dudas y sugerencias que comparten; lo importante de esta historia es cómo estas mujeres logran tejer un nivel de confianza tan sólido entre ellas que se permiten compartir sus propias vidas. Se cuentan sus problemas personales y de trabajo, sus avances, sus buenas noticias, se piden consejo unas a otras (o se lo dan sin que se lo pida nadie). Además, Georgia ve cómo su vida da un giro cuando James vuelve a Nueva York con la intención de reconquistarla y ser parte de la vida de su hija.
En el segundo libro de esta trilogía, tras los sucesos con los que cierra la primera entrega, nos seguimos encontrando con la mayor parte de las protagonistas siguen reuniéndose en su club de costura. Dakota ya es una mujer de dieciocho años y estudia en la Universidad (aunque su verdadera aspiración es la repostería, sueño por el que termina luchando). Algunas de las amigas han sufrido grandes cambios en sus vidas desde que Jacobs cerró la primera parte. Un viaje a Italia servirá para unir a algunas de ellas, aunque cada una de ellas emprende ese viaje por motivos que nada tienen que ver con los de las demás. Sus historias siguen desarrollándose de forma paralela, entrelazándose y generando nuevas circunstancias para el grupo que forma el club de los viernes.
En el tercer volumen, los personajes han madurado, cada uno de ellos en diferente sentido. Dakota ha reconducido su vida y ya estudia repostería formalmente, incluso consigue hacer prácticas laborales y empezar a dedicarse a ello profesionalmente con encargos de amigos o conocidos. Anita, la silente amiga de Georgia, sigue siendo importante en la vida de Dakota, pero de otra forma. Esta parte de la historia se desarrolla en la época navideña; todos los personajes están inmersos en las preparaciones para las celebraciones de esas fechas, pero consiguen encontrar el tiempo para saber las unas de las otras. James sorprende a su hija Dakota con un viaje a Escocia, donde podrá compartir un tiempo imborrable con su abuela Bess, la madre de Georgia.
La historia que nos presenta Kate Jacobs en estas tres novelas no se caracteriza por ser una historia fuera de lo normal; por el contrario, es una historia de lo más normal, la vida de varias personas normales, como cualquiera de los posibles lectores. El encanto de esta historia, está en la pausa de la narración de Jacobs. Cada personaje tiene su tiempo para contar lo que necesita revelar al lector, para que conozcamos los detalles imprescindibles para convertir a cada uno de los personajes en parte de nuestro día a día lector. No se ceba en exceso en los dramas que descubriremos a lo largo de la historia, lo que no significa que estos no sean esenciales en el devenir de las vidas de algunas protagonistas. Las historias se entretejen unas con otras para dar como resultado más de mil páginas de lectura tranquila, sosegada y suave. Se trata, simplemente, de una historia que ensalza el poder de la amistad.
Kate Jacobs nació en Vancouver y tras acabar sus estudios de Periodismo se trasladó a Nueva York donde además de colaborar con varios medios de prensa, comenzó a entablar amistad con diferentes mujeres; de estas relaciones de amistad, surgió la idea que dio vida a "El club de los viernes" y las siguientes dos partes: "El club de los viernes se reúne de nuevo" y "Celebración en el club de los viernes". Su trabajo se puede encuadrar en el género denominado chick lit (literatura de chicas, en el que destacan escritoras como Marian Keyes y Helen Fielding), en el que una mujer debe ser la protagonista indiscutible, además debe ser independiente, donde los personajes masculinos no tienen un peso excesivo y no determinan la trama significativamente, y donde debe aparecer algo de romanticismo. Georgia y Dakota son nuestras protagonistas en esta historia.
La primera parte de la trilogía se convirtió en un best seller y fue traducido a varios idiomas; sin embargo, las siguientes partes no tuvieron el éxito que se esperaba en las librerías y tuvieron bastante menos público. Tal vez, la autora no tenía en mente dar continuidad a la historia de Georgia y Dakota y fue el éxito de su novela lo que la animó a seguir escribiendo sobre los personajes que había creado.