"Ahora es más difícil hablar de esto, está mezclado con otras historias que uno agrega a base de olvidos menores, de falsedades mínimas que tejen y tejen por detrás de los recuerdos..."
Historias tejidas con los hilos del olvido, recuerdos inventados en base a obsesiones, relatos que gotean realidades imposibles a lo largo del margen de cada página. De estos materiales se vale
Cortázar para elaborar sus
cuentos, relatos que parecen construirse a sí mismos en cuanto echan a volar y quedan a merced del viento de lo irreal.
Dos hermanos resignados a vivir con el miedo causado por una ocupación absurda en "
Casa tomada", alguien para el que "vomitar conejitos" pasa de ser un hecho natural a convertirse en una situación descontrolada en "
Carta a una señorita en París", un diario que recoge más premoniciones que hechos en "
Lejana", una pareja a la que une el hecho diferencial de no llevar flores el cementerio en "
Ómnibus", unos extraños animales que transmiten enfermedades cerebrales a los humanos en "
Cefalea", una mujer que perdió sospechosamente a sus novios anteriores en "
Circe", un viudo que buscando un nuevo amor no hace más que ahondar en el antiguo en "
Las puertas del cielo" y una familia que condiciona su vida al libre albedrío de un tigre al que permiten campar a sus anchas por su propiedad en "
Bestiario" son, a grandes rasgos, las historias recogidas en este volumen de cuentos, cuyo argumento se inicia en mayor o menor medida de un modo cotidiano para ir variando su dirección hacia lo fantástico, lo onírico o incluso lo psicótico.
En las manos de mago de
Cortázar lo cotidiano adquiere las propiedades del hierro dulce y se deja moldear despacito por el escritor hasta ser empujado fuera de los límites de la realidad. Sin embargo, y a pesar de lo increíble que resultan estas historias, en todo momento flota sobre el cuento una impresión de normalidad, trasladando al lector la sensación de desconcierto y estupor que el narrador debería sentir y no expresa.
Además de la maravillosa prosa de
Julio Cortázar -merece la pena leerlo sólo para poder deleitarse en ella- y de las innovadoras técnicas narrativas de las que hace uso en sus cuentos, tal vez este sea el mayor logro de sus relatos: conseguir normalizar lo imposible, poner en primer plano nuestra parte irracional anteponiéndola a la racional, otorgar mayor valor a los sueños y obsesiones que a los hechos; situar al lector frente a la sustancia viscosa de la que está hecho el inconsciente y lograr que lo asuma como otro tipo de realidad, tal vez incluso más cercana a nosotros por estar conformada en un mayor porcentaje de material propio.