Carlos Ruiz Zafón ardía en deseos de convertirse en escritor desde que era un niño. Fue una obsesión que se instaló en su cabeza durante la infancia y persistió sin la más mínima alteración cuando acabó la carrera. El barcelonés se decidió entonces a encontrar un trabajo que hiciera las veces de tapadera, un empleo que le permitiera concentrarse en su verdadera pasión. Después de casi una década de borradores y pequeñas incursiones literarias nació "La sombra del viento", el libro que situó a su autor entre los novelistas más leídos de todos los tiempos.
"La sombra del viento" cuenta la historia del Cementerio de los Libros Olvidados, un enigmático lugar que alberga en su seno una fastuosa colección de libros. El protagonista, el joven Daniel Sempere tratará de desentrañar el misterio que rodea a uno de ellos: La sombra del viento.
Lo primero que despierta el interés del lector es el estilo narrativo. La pluma de Zafón se adapta con pasmosa facilidad a cada una de las escenas, ya sean tensas, románticas o descriptivas. Todos los pasajes del libro rezuman un aroma poético que, sin llegar a resultar cargante, envuelve la trama y dota de belleza incluso a los ambientes aparentemente más insulsos. Las figuras literarias y las personificaciones son tan habituales y se insertan entre las páginas de manera tan natural que casi da la sensación de que los escenarios respiran por voluntad propia. Como si vibraran detrás del papel.
Los escenarios que recrea el autor, impregnados siempre de un palpitante halo de misticismo, contrastan con los diálogos del argumento, irónicos y divertidos. Las secuencias dialogadas de "La sombra del viento" están cargadas de ingenio y erudición. Se juega con frecuencia con los dobles sentidos, los eufemismos y un amplio registro lingüístico que destila un humor ácido y mordaz por los cuatro costados. De esta forma, se quiebra durante unos instantes la incertidumbre policiaca para esbozar una crítica al sistema político de la época o a algunas actitudes adoptadas por su gente.
"La sombra del viento" es, además, una deliciosa macedonia de subgéneros literarios. El libro plantea los enigmas de las novelas de intriga, los remueve con el debate intelectual característico de la novela histórica, los adereza con las dosis de humor del costumbrismo y los ribetea con un ambiente gótico y mágico que emana de una Barcelona en blanco y negro. Todo ello guiado por un hilo conductor en el que el amor es el eje central. Tanto el amor clandestino a lo Romeo y Julieta como el amor por los libros, una devoción inmarcesible que lleva a Daniel Sempere a actuar sin demora.
La obra enseña al lector a revitalizar el valor de los tesoros. Todo lo que suscite emociones exacerbadas y nos haga sentir especiales, ya sea una gran pasión o una relación amorosa, debe ser tratado con mimo absoluto. Pero Zafón no solo nos insta a abrir el cofre en el que se encuentra el botín, sino también a indagar en sus orígenes, a explorar la isla en la que ha sido enterrado y los motivos por los que ha sido cubierto de arena. Y una vez asentados en tierra firme, debemos esforzarnos por repeler a los piratas que intenten arrebatárnoslo. Porque nos pertenece. Nosotros nos lo merecemos. Y él también nos merece a nosotros.
En "La sombra del viento", Carlos Ruiz Zafón fusiona los giros imposibles del noir con un intenso romance shakesperiano y un carismático elenco de personajes que dibujarán una sonrisa en el rostro de los acérrimos entusiastas de la literatura. Un cóctel único, pionero y burbujeante que vale la pena disfrutar a sorbitos.