Ponga a un extraterrestre en medio de Barcelona. Escoja la década de los 90, cuando la ciudad se encuentra en su momento más caótico, inmersa en la preparación de los Juegos Olímpicos. Provoque en él la necesidad de relacionarse con los terrícolas y de integrarse (a su modo) en el medio (¿hostil?). Concédale la habilidad de transfigurarse físicamente en cualquier ser humano que se le antoje y la libertad de vagar por las calles a su libre albedrío. Invítele a dar un garbeo por el Barrio Chino y a pasear por las Ramblas a ver qué sucede. Obtendrá "Sin noticias de Gurb", posiblemente el libro más divertido, disparatado y excéntrico de Eduardo Mendoza.
Gurb y su compañero, de rango superior a éste, aterrizan en nuestro planeta con una misión: explorarlo y obtener datos de sus habitantes mediante la inmersión entre sus gentes. Para ello utilizan la cualidad de adoptar la apariencia de persona. Gurb prueba suerte transformado en una despampanante Marta Sánchez en su época de sex symbol y desaparece del mapa sin más.
Su jefe y congénere (el verdadero protagonista de la historia) no sale de su desconcierto y se dedica a buscarlo. Con el ovni convertido en un adosado común donde habitar como un humano más y las apariencias físicas más inverosímiles (que va cambiando según considera oportuno) recorre la ciudad de Barcelona tratando de encontrarlo.
Transcurren los días sin noticias de Gurb. Mientras se dedica a la búsqueda de su colega las trapisondas se suceden y nuestro protagonista sufre peripecias sin cesar, a cuál más alocada, esperpéntica y dispar. Víctima de una ciudad patas arriba por obras interminables, atropellado en múltiples ocasiones por vehículos que surgen de entre el tráfico infame, saqueado por ladrones que campan a sus anchas en las avenidas más emblemáticas, atrapado entre las redes del consumismo y alimentando una mala reputación a base de su creciente vida de crápula que genera las críticas y agresiones de sus vecinos, le da tiempo también a conocer la amistad, el amor y la ilusión por los nuevos proyectos.
La visión aséptica y el empeño (a veces inútil) de este alienígena por reflejar de forma exhaustiva y científica en su Diario de a bordo las experiencias vividas en la Tierra reflejan la imagen paródica de una Barcelona absurda y delirante, aunque totalmente reconocible. Con la asombrosa riqueza de vocabulario, la enorme capacidad narrativa que posee Eduardo Mendoza y su no menos admirable sentido del humor, este escritor realiza una crítica blanca, irónica, hilarante y delirante de su ciudad, la Barcelona que tantas veces ha retratado y que tanto protagonismo tiene en su universo literario, componiendo a su vez una estupenda obra que se lee con gozo, buena disposición y carcajadas.
Curiosidades: - Inicialmente, "Sin noticias de Gurb" se publicó por entregas en el diario El País, dando forma a un encargo que el periódico hizo al escritor Eduardo Mendoza. Un año después, en 1991, la obra se editó completa por primera vez en forma de libro.