Los señores del tiempo

Nos situamos en Vitoria, en septiembre de 2019 —curiosamente, casi un año después de que se estrene esta novela—. La pequeña Deba, hija del inspector de la División Criminal Unai López de Ayala y de la subcomisaria, Alba Díaz de Salvatierra, ya tiene dos años. Los tres forman una entrañable familia junto con el abuelo de Unai, su hermano Guzmán, la madre de Alba, y Estíbaliz, compañera de trabajo de Unai. Éste vuelve a relatarnos en primera persona la historia, que da comienzo en la presentación de la novela "Los señores del tiempo", de autor anónimo oculto bajo el seudónimo Diego Veilaz.

Retrocedemos hasta el año 1192. Diago Vela regresa a la villa de Victoria tras dos años de ausencia, debida a una peligrosa y secreta misión ordenada por el rey Sancho VI. Nada desea más que encontrarse con su prometida, Onneca de Maeztu; sin embargo, al llegar descubre que había sido dado por muerto y que su amada ha contraído matrimonio ese mismo día con su hermano Nagorno. Este es el punto de partida de la novela histórica "Los señores del tiempo". Su trama se intercala con la principal, la de Unai —apodado Kraken—, en la actualidad.

Eva García Sáenz de Urturi nos sorprende en esta ocasión con un libro en el interior de otro libro. El relato medieval de Diago Vela es en sí mismo un thriller histórico, con una excelente ambientación y un argumento atrayente. Ya en los dos volúmenes anteriores de la trilogía se entremezcla una segunda narración del pasado, pero en esta ocasión tiene muchísimo más protagonismo. Ambas tramas comienzan a unirse debido a que los asesinatos en la ficción y en la realidad se producen del mismo modo: como torturas medievales.

La narrativa fluida, nítida y envolvente de Eva nos sumerge de lleno en las dos historias, en las que —una vez más— los escenarios tienen un papel importante. Los capítulos son cortos, lo que aumenta la expectación del lector y el ritmo de la narración. También es reseñable la profundidad de los personajes; los nuevos poseen una trabajada personalidad —mención especial para Alvar, señor de Nograro y parte fundamental del relato actual— y los ya conocidos incrementan su realismo con una creíble evolución. Unai sufre el mayor cambio: debido a los hechos que se suceden a su alrededor se replantea su trayectoria profesional. Sí, el innato e incansable guardián de la ciudad de Vitoria-Gasteiz reconsidera su futuro laboral. Algo que puede parecernos inconcebible a quienes lo conocemos desde el primer volumen; sin embargo, resulta que cuando el hombre de familia se pone cara a cara con el inspector de homicidios la contienda no tiene un claro vencedor. Lo que Unai decidirá es una incógnita tan fundamental como quién es el autor de los asesinatos, y solo quienes lleven la lectura hasta el final podrán conocerla.