"El refugio de la memoria" será siempre recordado como el último libro de Tony Judt.
Se trata de una obra póstuma escrita a modo de autobiografía no convencional, como tampoco lo era su autor. El irrepetible Tony Judt rememora en esta obra recuerdos de su pasado en forma de experiencias, amores de adolescencia, imágenes y olores de infancia que emocionan al autor y que al pasar por su lúcida mente traduce en interesantes reflexiones acerca de la sociedad, la política, la historia y en general del momento actual en el que vivimos.
Estas memorias no pretenden informarnos de la vida de su autor, esto no es fundamental. No tratan de presumir de lo que fue una vida envidiable, no nos hablan de sus logros, de la influente gente con la que se relacionó ni tratan de encumbrar su persona. Se centran en las emociones, en sentimientos íntimos de Judt, en sus vivencias interiores y en los análisis que extrae de todo ello. Son las últimas líneas de un hombre extremadamente inteligente que ya no tiene nada que perder y nos abre su alma y su pensamiento con toda naturalidad, porque en último término esto es lo único que importa.
Según la crítica de los medios especializados el libro es hermoso, conmovedor y reconfortante y nos muestra al auténtico Judt: humano, audaz, de una honestidad ilimitada, sabio, ingenioso, sutil y civilizado. El mensaje político que se extrae tras su lectura es que es necesario ser críticos con nuestros gobiernos porque la disconformidad es la savia de la vida social.
Este libro fue principalmente escrito por Judt para evadirse de los duros momentos de sufrimiento a causa de la ELA, enfermedad degenerativa que padecía y que acabó con su vida. "El refugio de la memoria" cumplió primero este objetivo y ahora se nos presenta como el mejor de los regalos que su autor nos podía ofrecer, un regalo intemporal y eterno.