La red púrpura

Tras "La novia gitana", Carmen Mola nos trae la continuación bajo el título de "La red púrpura". Este es el nombre de una organización criminal que graba vídeos de violencia extrema y comercia con ellos en la internet profunda. En el mismo comienzo de la novela asistimos a una de esas funciones: una joven es torturada por dos hombres encapuchados, mientras un número alarmante de espectadores, tras realizar el pago correspondiente, sigue la retransmisión en directo desde su ordenador. Tal vez sea una declaración de intenciones de la autora: esta segunda parte va a ser igual de explícita en temas escabrosos y violentos que la primera.

La Brigada de Análisis de Casos lleva meses trabajando para desarticular la red púrpura. La hacker Mariajo, el forense Buendía, los agentes Zárate, Chesca y Orduño y la inspectora Elena Blanco forman la BAC. Es Elena quien está al mando: una mujer de costumbres solitarias y peculiares, muy capacitada para su puesto y con un alto sentido de la legalidad. También es una persona con una gran carga emocional: su hijo Lucas desapareció cuando tenía cinco años, hace ya ocho, y tiene motivos para sospechar que en la actualidad está relacionado con la red púrpura. La inspectora Blanco no ha revelado a nadie que su interés en el caso, aparte de profesional, tiene mucho interés personal. Los pensamientos sobre dónde estará su hijo, si en verdad tendrá algo que ver con dicha siniestra organización y, peor aún, si será parte activa de sus actos violentos han provocado un tsunami en su cabeza y en su corazón. ¿Continúa siendo la misma mujer y profesional? Imposible; la duda está en cuánto ha cambiado, en lo que está dispuesta a hacer para saber la verdad sobre su hijo y en qué ocurrirá si se confirman sus peores presagios.

Paralelo a la trama principal vamos conociendo el recorrido del pequeño Lucas desde el momento en que fue secuestrado hasta la actualidad, cuando ya se ha convertido en un adolescente; la verdad que tanto ha buscado su madre y a la vez desearía que nunca hubiera ocurrido. 

Es importante comenzar a leer esta novela con los pulmones llenos, porque no vamos a poder volver a coger aire hasta terminarla. Al igual que en "La novia gitana", Carmen Mola crea un ritmo enérgico gracias a la prosa sencilla, la información justa, los numerosos diálogos y la corta extensión de los capítulos. Cuesta incluso pestañear ante tanta crueldad contada sin edulcorar y de manera visual; tanta inclemencia que lleva a varios personajes hasta el límite de su aguante y control. ¿Hasta dónde llegan los límites de la maldad humana? ¿Y del aguante? ¿Cuánto puede cambiar a una persona la maldad de otros y hasta qué punto es responsable de sus actos? "La red púrpura" es una novela negra en estado puro que trata temas difíciles de creer por lo crueles, pero que están ahí, en la realidad de fuera de las páginas, y no desaparecen porque no los veamos. O, tal vez, la dificultad no radique en creer en su existencia, sino en aceptarla.