La desesperación no acostumbra a ser buena consejera, y Tiffy está desesperada: necesita un piso barato en Londres. Después de incontables idas y venidas con Justin, tiene claro que la relación ha terminado y debe abandonar el piso de su exnovio lo antes posible. Sin embargo, por más que busca, ninguna opción asequible le parece aceptable.
Leon necesita dinero y por eso se plantea compartir su piso. El problema es que solo tiene una habitación y, por ende, una sola cama. Y como cuando la necesidad apremia, el ingenio se agudiza, se le ocurre la manera de poder seguir viviendo en su casa y alquilarla a la vez: ofrecérsela a alguien con horarios complementarios a los suyos, de manera que cuando él esté trabajando, la otra persona esté libre, y viceversa. No tiene por qué ser difícil: Leon es enfermero de la unidad de cuidados paliativos y siempre trabaja en el turno de noche.
Tiffy es editora y trabaja hasta media tarde, por eso, cuando ve el anuncio de Leon, le parece buena alternativa. Tanto como para convertirla en su mejor opción. Sus amigos creen que no es una buena idea; de hecho, les parece malísima. Lo cierto es que tampoco Tiffy está del todo convencida, pero la desesperación… ya se sabe.
Por lo tanto, Tiffy y Leon terminan por compartir piso y cama, pero en horarios distintos: ella desde media tarde hasta primera hora de la mañana y los fines de semana, y él, el resto del tiempo. Están tan bien orquestados que ni siquiera se encuentran al entrar al piso o salir de él. Es más, dado que fue la novia de Leon quien se encargó de los trámites del alquiler, tanto él como Tiffy desconocen el aspecto físico del otro. Ello no significa que no tengan ninguna interacción: se comunican por notas que dejan pegadas por el apartamento para que el otro las encuentre y lea. Esas notas, junto con los rastros que dejan por el piso, reflejan la personalidad de cada uno: Tiffy es risueña, animosa, locuaz y peculiar; mientras que Leon es introvertido, discreto y de pocas palabras. Y así es como tan inusitados compañeros de piso van conociéndose sin verse, a ellos y a sus familias, amigos… y a sus sentimientos y problemas. Ambos encuentran en esos trozos de papel a alguien con quien contar.
¿Legarán a conocerse en persona? Por supuesto que sí. Y aún habrá historia que contar.
"Piso para dos" es una novela romántica que va cogiendo ritmo según pasamos páginas. Es una lectura dinámica, divertida y tierna. Por eso sorprende cómo la autora, Beth O’Leary, ha encajado temas serios sin frivolizarlos: manipulación psicológica, violencia, cáncer infantil, errores judiciales, muerte… entre otros. Son elementos que enriquecen a los personajes principales y ponen en valor a los secundarios, y sirven de escaparate y denuncia social. En definitiva: potencian la historia. Además, esta novela representa y defiende la espontaneidad y la aceptación —personal y social— de la diversidad en todos sus aspectos.
Curiosidades: -
Beth O’Leary (Inglaterra, 1993) se licenció en Lengua Inglesa y comenzó a trabajar en el mundo de las letras como editora de literatura infantil. Vive en las afueras de Londres y escribió Piso para dos, su primera novela, en los trenes que tomaba para ir a la ciudad a trabajar y para volver a casa. Probablemente no imaginaba que se convertiría en un bestseller internacional y se traduciría a más de treinta idiomas. Su segunda novela, "
En tus zapatos", también está cosechando grandes éxitos y será llevada al cine. En la actualidad, O´Leary se dedica profesionalmente solo a la escritura.
- Adjuntamos el enlace al blog y a la página web de
Luna Paniagua, autora de esta reseña:
Blog:
https://lunapaniagua.wordpress.com/
Página web:
https://ediciondetextos.com/