“La historia está basada en un hecho real –un servicio de visitadoras organizado por el ejército peruano para desahogar las ansias sexuales de las guarniciones amazónicas- que conocí de cerca en dos viajes a la Amazónica", nos cuenta el autor en la Introducción de esta novela y agrega luego “Por increíble que parezca intenté al principio contar esta historia en serio. Descubrí que era imposible, que ella exigía la burla y la carcajada.”
Es así como, a partir de "
Pantaleón y las visitadoras", aparece el
humor y el desparpajo en la literatura de
Mario Vargas Llosa.
Pantaleón Pantoja, un militar peruano, recién ascendido a capitán, es asignado simultáneamente, por sus superiores, para una misión ultrasecreta: la creación de un servicio de
visitadoras (prostitutas) para satisfacer las necesidades sexuales de la tropa. Es así como se traslada con su esposa y su madre a la ciudad de Iquique a la vera del río Amazonas.
Conforme a su disciplina y orden, hace del lugar clandestino una dependencia más de las instituciones militares. Sin embargo, y a pesar de sus esfuerzos, acontecimientos adversos provocan el abandono de su familia, el reproche de sus superiores, y la pérdida de sus propios principios.
La historia está narrada dentro de una atmósfera satírica cargada de ironía y sarcasmo que apunta directamente al
ejército peruano de la época.
Por otra parte, el estilo es muy particular con diálogos alternados que cambian automáticamente el punto de vista del narrador, con saltos en el tiempo y espacio, y con un vocabulario pletórico de regionalismo, motes y eufemismos.
También el periodismo es objeto de crítica; la falsedad e hipocresía de la prensa son las principales causantes de las desgracias del protagonista. El propio escritor deja explicito, con sutileza y perspicacia, la ausencia de códigos en los medios de la época cuando hace referencia a la fuente del relato en la Introducción:
“Algunos años después de publicado el libro, recibí una llamada misteriosa, en Lima:
«Yo soy el capitán
Pantaleón Pantoja, veámonos para que explique cómo conoció mi historia.» Me negué a verlo, fiel a mi creencia de que los personajes de ficción no deben entrometerse en la vida real.”
"
Pantaleón y las visitadoras" esconde, como muchas sátiras, un crudo mensaje: el desprecio que
Vargas Llosa sentía por los militares de ese entonces. No obstante la novela está barnizada de un humor tan acertado, que hace que su lectura nos resulte tan simpática como mordaz.