Odiseo

Mi nombre es Odiseo. Provengo de Ítaca, una pequeña isla escarpada y cubierta de bosques que mi padre gobierna con acierto y pulso firme. Él es Laertes, rey de Ítaca, un hombre perteneciente a la última generación de héroes que llevaba en sus venas las últimas gotas de la sangre de los dioses. A pesar de que sus obligaciones le mantengan mucho tiempo fuera del hogar, aprecio la suerte que significa crecer al lado de un padre como él, "que tiene una respuesta para todas las preguntas, incluso para las que no se formulan".

Desde que nací sé que mi nombre lleva escrito un hado inquietante. El responsable de que lleve un nombre maldito es mi abuelo Autólico, alguien temido por todos y que para muchos es el más malvado de los hombres. No obstante, él me respetará porque verá en mí a un muchacho sagaz y valiente.

La palabra que fue escogida para llamarme no debe preocuparme en exceso: mi padre asegura que seré yo, con mis acciones y empresas, con la fuerza de mis brazos y de mi mente, el que dé un sentido a mi nombre. Si necesito ayuda me dejaré guiar por las señales que me envía Atenea, mi querida diosa de ojos verdes, a la que he podido reconocer bajo la falsa apariencia de una lechuza. Hacer uso de la inteligencia y la sensatez es importante, pero no lo es menos salir venturoso de las pruebas que nos ponen los dioses y aprender de sus lecciones.

Como próximo rey de Ítaca debo emprender el primero de mis viajes, el que me lleve a la tierra de mi abuelo para presentarme ante él y aceptar la invitación a una cacería que me hizo años atrás. Viajaré también con mi padre a otros pueblos vecinos para fortalecer las alianzas entre reyes y príncipes, una estrategia que podría ser útil si en el futuro hubiera que luchar contra un enemigo común. Visitaremos al rey de Pilos, viajaremos a Micenas, un lugar maldito gobernado por Euristeo donde el gran Heracles exterminó a su familia por razones que mi padre y yo no logramos comprender. Llegaremos hasta el santuario del rey Licaón en Arcadia. 

Trataré con otros príncipes y conoceré princesas. Princesas como Helena, de belleza sobrehumana y proporciones perfectas, una joven que parece estar hecha de oro. Dueña de una poderosa hermosura que atrae a cualquiera que cometa el error de observarla, error que sin duda pagará quedando sometido por ella para siempre. Helena, la mujer en la que parece confluir toda feminidad del universo. Conoceré a Penélope, la mujer que llevará a mi hijo en su vientre y a la que estoy destinado a amar durante toda mi vida.

Tras este viaje en el que acumularé experiencia de nuestro mundo, ya nunca volveré a ser como antes. Dejaré de ser un niño para convertirme en un hombre que ha conocido los peores lados de la vida y de los otros seres humanos y esto me dará el conocimiento y la templanza que me falta para ser capaz de gobernar mi reino. Estaré preparado para acometer las empresas más ambiciosas, las hazañas más magníficas, las batallas más épicas. Haré uso de mi inteligencia del modo más provechoso para mi pueblo y trataré de resolver los conflictos que se me presenten de forma pacífica siempre que sea posible. Seré prudente, noble y aceptaré mi destino, por duro que sea, ya que "el hado es el que establece el futuro".