Yo quiero ser amarillo. Rodearme de gente amarilla y vivir en un mundo amarillo, del mismo color que el sol.
Quiero ser como Albert Espinosa, valiente, optimista, alegre, luchador. Con un sentido del humor a prueba de bombas y una simpatía arrolladora a pesar de haberle echado un pulso a una de las peores enfermedades de nuestro tiempo. Una persona que se crece ante las adversidades y que sabe extraer lo positivo que hay en ellas.
Albert Espinosa es mucho más que un superviviente. Tras superar en varias ocasiones el cáncer todavía le quedan energías para enseñarnos lo que aprendió de su experiencia, de la que salió reforzado y convencido de que "morir no es triste, lo triste es no vivir".
No es un libro de autoayuda, pero sin duda ayuda. A darnos cuenta de lo que realmente importa en la vida, a soportar de la mejor forma posible los malos momentos que seguro llegarán, a armarnos de trucos frescos e ingeniosos para engañar al miedo y al dolor. Hasta 23 lecciones que aprender para usarlas como herramientas en situaciones difíciles pero también en la vida diaria.
Según nos dice, "El mundo esta lleno de personas amarillas. Gente que irrumpe en nuestra vida y con la que enseguida conectamos, que nos ayudan a progresar, que conspiran a nuestro favor. Juntos forman un mundo mas cálido y amable, mejor para vivir. Son los Amarillos". Suelen estar entre los amigos y el amor y "se trata de gente que te marca, que te encuentras en cualquier sitio de repente o conocidos con los que resulta que conectas de una forma especial". Son "esa gente que cambia tu vida (mucho o poco) y que quizá vuelvas o no vuelvas a ver".
El mundo amarillo lo creamos nosotros mismos y lo habitamos con las personas amarillas que nos vamos encontrando. Es un mundo donde gobierna la amistad y el amor y la moneda de cambio es la caricia, el cariño y el abrazo.
Yo quiero ser como Albert Espinosa. Yo quiero ser amarillo.