«Si no tiene tiempo para leer, no tendrá el tiempo o las herramientas necesarias para escribir».
Stephen King ha dejado de lado, por una vez, las novelas de terror y considerable extensión para ofrecernos un breve ensayo sobre algo que domina a la perfección:
escribir. No es una guía de escritura al uso, ya que las vivencias del propio King tienen mucho protagonismo. La parte subjetiva le da gran valor a las enseñanzas que aquí aparecen, no en vano son la experiencia y visión de un escritor con una cantidad importante de novelas publicadas, entre ellas varios bestsellers y otro tanto de adaptadas al cine.
Está escrito en un lenguaje coloquial, franco.
Stephen King se aparece como una persona que, a pesar del éxito logrado, no ha olvidado sus orígenes ni reniega de ellos. No solo eso, sino que admite la influencia que cada etapa de su vida ha tenido en su escritura y por ende en sus logros. Sabe aceptar sus errores y también reconocer sus aciertos; y todo ello lo expone en esta guía al servicio de cualquiera a quien pueda interesar, sobre todo a aquellos a quienes les gusta escribir y quieren vivir de ello.
Comienza el libro con tres pequeños prólogos, y a continuación la primera parte: «
Curriculum vitae». En un ejercicio de memoria selectiva habla de su infancia, adolescencia y juventud hasta que escribe su primera novela:
Carrie. Relata cómo la lectura y la escritura acompañaron su crecimiento e influenciaron su manera de actuar y enfrentarse a la vida. Es una autobiografía formada por recuerdos escalonados.
Resulta muy interesante conocer a la persona detrás del gran escritor, como es
Stephen King, y su historia: una infancia difícil, en la que ya despuntaba su afición por escribir; un camino largo con muchos altibajos en el que nunca desistió de alcanzar su sueño. Se nos muestra como una persona real, modesta, sincera y también agradecida.
La segunda parte, «
Escribir», se asemeja más en esquema al tipo de manual de escritura al que estamos acostumbrados. Sin embargo, mantiene el carácter subjetivo y le suma un tono cómico e irónico que hace que la lectura no solo sea educativa sino también divertida. Y de esta manera diserta sobre cursos de escritura, metodologías del oficio y medios para darse a conocer.
En la tercera y última parte, «
Postdata: vivir», King se centra en el grave atropello que sufrió en 1999, cuando estaba escribiendo este libro. Dicho accidente lo dejó impedido y con una larga e incierta recuperación por delante. Fueron sus ganas de escribir y la incondicional ayuda de su mujer (a la que tiene presente desde el momento en que la conoce) las que le proporcionaron las fuerzas para salir adelante.
Completan el libro dos coletillas, tal y como las llama el autor. La primera es un ejemplo real de corrección de un texto del propio Stephen, sin duda un tesoro y un regalo para, por lo menos, escritores y correctores. La segunda, una lista con los mejores libros que el rey del terror ha leído durante los últimos años. King destaca con firmeza a lo largo del libro la necesidad de leer mucho y bien para poder llegar a ser un buen escritor.