A pesar de que tiene las condiciones para serlo, Ana no es ninguna niña de papá. Su carácter luchador le impide aprovecharse de la situación desahogada que su padre, director general de la BBC, le podría proporcionar. A una chica como ella, abogada y con dominio de tres idiomas, no le sería difícil encontrar una buena colocación, casarse con un hombre rico de buena posición o ambas cosas. Pero esto no es lo que Ana persigue en la vida, sus valores son muy distintos y, en lugar de escoger el camino fácil, prefiere cambiar Londres por Madrid para dar rienda suelta a su afición por la fotografía montando un estudio al que pone por nombre Objetivo 2.
Al cabo de unos años, Ana consigue hacer funcionar al negocio. El estudio le otorga independencia y le hace sentirse bien consigo misma. Para ella y su ayudante Nekane forma parte de su trabajo habitual realizar sesiones de fotos para marcas importantes, en las que posan ante ellas las más bellas modelos y los chicos de facciones más perfectas que se pueda imaginar.
Pero el incendio declarado en el piso de su vecina Encarna provocó la entrada en escena de unos hombres de un tipo muy distinto al que ambas están acostumbradas: al poco tiempo, una cuadrilla de valientes bomberos se disponía a extinguir las llamas ante los ojos de las dos chicas, que admiraban la actuación de estos héroes anónimos con cuerpos de escándalo que no dudaban en jugarse el tipo si de ayudar a los demás se trataba, unos hombres fuertes, viriles y atractivos que no estaban permanentemente preocupados por su aspecto ni por si la ropa que vestían estaba en perfectas condiciones.
Uno de ellos llamó la atención de Ana en especial. Trataba de calmar a su vecina para después rescatarla del peligro de las llamas en una cestilla. Tenía el pelo oscuro, los ojos azules, una nariz perfecta, hoyuelos en la cara y unos labios gruesos y tentadores. Ana supo al instante que tenía ante ella el más morboso sueño para con seguridad cientos de mujeres, un sueño que se llamaba Rodrigo, que vestía de uniforme y que no lograría apartar de su mente desde entonces.
Los bomberos, atraídos por las modelos que salieron asustadas del estudio fotográfico al declararse el incendio, trabaron amistad primero con ellas y más tarde con las fotógrafas. Pero el flechazo que Ana sintió por Rodrigo desde el primer momento provoca que la chica quiera conocerlo mejor. El deseo de Ana hacia el bombero no facilita la relación entre ellos dos, que parece imposible de conciliar y se va complicando por momentos en esta comedia romántica, divertida y muy picante en la que un embarazo inesperado y una serie de mentiras piadosas terminarán por enredar las cosas de un modo muy especial.