"Ahora que estoy al final de mi vida, dejo para los que vengan después todo lo que aprendí mientras caminaba por la faz de la Tierra. Haced un buen uso de ello".
En 1974 un arqueólogo inglés encontró un
manuscrito antiguo escrito en tres lenguas: árabe, hebreo y latín. El lugar del hallazgo estaba próximo a la ciudad egipcia de Nag Hammadi, cerca de donde se habían encontrado 30 años antes los Evangelios Apócrifos, textos que trataban sobre la vida de Jesús de Nazaret y que fueron excluidos al escoger los que iban a formar parte del Nuevo Testamento.
Los estudios de los entendidos en la materia desvelaron que el manuscrito al que hemos hecho referencia provenía de la ciudad de
Accra. El arqueólogo que lo encontró se llamaba
sir Walter Wilkinson y fue el hijo de éste el que, años más tarde, envió una copia a
Paulo Coelho, que transcribe en este libro para hacer públicas sus enseñanzas.
Se trataba de un manual de vida, un compendio de ideas sabias, consejos y orientaciones transmitidas por un griego al que llamaban el
Copto, que iban dirigidas al pueblo de
Jerusalén en un momento especialmente difícil: el 14 de julio de 1099, horas antes de que la ciudad fuera tomada violentamente por los cruzados.
En este angustioso momento hombres, mujeres y niños se reunieron ante el sabio. Trataron de pensar en los valores que pervivirían cuando todo hubiera terminado. Las preguntas que hicieron los habitantes de
Jerusalén entonces y las enseñanzas dictadas por la sabiduría del
Copto siguen vigentes en la actualidad. Reflexiones sobre el amor, el destino, la belleza, el miedo o la soledad conectan con temas eternos que siempre han interesado al hombre. Las palabras de este manuscrito recogen valores universales que traspasan las barreras temporales y son válidos para el ser humano de hoy, del mismo modo que lo eran hace mil años.
El manuscrito encontrado en Accra es la prueba evidente de que "no hay arma más poderosa que las palabras". Sus enseñanzas, repletas de sabiduría útil para la vida, contienen verdades esenciales del ser humano, reconocibles en lo más íntimo. Se alimentan de una fuerza original y básica que emana del interior. Quizás, la mejor reflexión de todas ellas sea que "el verdadero conocimiento está en los amores vividos, en las pérdidas sufridas, en los momentos de crisis y en la convivencia diaria con la inevitable muerte". Y puede que la más reveladora sea que "el éxito es poder irse a la cama cada noche con el alma en paz".