Emma es una mujer joven y hermosa. Su marido es Charles Bovary, un médico bien considerado en la ciudad que le proporciona bienestar económico, amor incondicional y que encuentra en ella todo lo que un hombre puede desear. Tiene una hija de nombre Berthe, una niña pequeña, sana y dulce.
Emma no es feliz, ni lo había sido nunca.
Emma es una lectora apasionada. La literatura despliega ante ella sus maravillosas alas y seduce con facilidad a su alma de naturaleza romántica. Las historias que le susurran los libros disparan sus sueños en todas direcciones mientras hacen flotar su espíritu y volar su imaginación a una altura muy peligrosa, tanto que corre el riesgo de habitar en la fantasía en vez de en la realidad. "Era la enamorada de todas las novelas, la heroína de todos los dramas, esa indefinible ella de todos los libros de versos". La lectura le abre las puertas a mundos desconocidos, a otras vidas que ella cree más emocionantes y, por extensión, más intensas. Emma es una letraherida.
Su matrimonio con Charles la convirtió en Madame Bovary y en ese momento se originó su mal. Las múltiples formas que podía haber adoptado su vida se redujeron a una: ser la esposa del medico, una opción confortable aunque poco estimulante para un espíritu libre, ávido de experiencias. La realidad posee una facultad casi física: pesa demasiado y, en su alianza con el paso implacable del tiempo, lastra los sueños tirando de ellos hacia abajo hasta dejarlos a ras de suelo.
Emma Bovary no puede conformarse con una existencia común, que cada día se le antoja más anodina y vacía. Le enferma no poder disfrutar de la plenitud de la vida, desea con todas sus fuerzas vivir emociones profundas que le hagan sentir. Se creía desgraciada por no haber conocido el amor, que "tenía que llegar de súbito, entre grandes destellos y fulgores, como huracán de los cielos que se desencadena sobre la vida, la trastorna, arranca las voluntades como si fueran hojas y arrastra hacia el abismo el corazón entero". Necesitaría ser más de una persona, conocer otros ambientes, vivir más de una vida; sólo esto podría curarla de su mal y arrancarla de la melancolía. A sus ojos su esposo es "un ser mezquino, endeble, inútil, un pobre hombre" anestesiado y mediocre; a su lado su insatisfacción aumenta cada día mientras se lamenta de arrastrar "una existencia inútil".
Emma sabe que otra vida es posible, lo ha leído en los libros. Piensa en la maravillosa vida de los nobles, que disfrutan de todo tipo de lujos y asisten a fiestas fastuosas. Sabe de la pasión de los grandes amores y envidia a los afortunados que han podido hacer de ella el centro de su vida. Como Don Quijote, Emma Bovary tiene un espíritu soñador que lucha por liberarse y tiene además el valor para intentarlo.
Como si de una pequeña ave inexperta se tratara, Emma decide arrancar por primera vez el vuelo. Sin medir las consecuencias, salta al vacío en busca de sus deseos. En sus circunstancias particulares, el adulterio le ofrece una puerta abierta de par en par al misterio embriagador que envuelve a las altas pasiones. Y Emma ama, se da por entero, se entrega a los dictados de su corazón y se sacia de emociones, pero también se decepciona y se hastía de lo que parecía ser una vida más intensa y más acorde con su ser, que invariablemente tiende a tornarse monótona y que no tiene cabida dentro de una sociedad materialista e hipócrita, experta en cortar las alas a los espíritus soñadores.
Curiosidades: - Con "Madame Bovary" Gustave Flaubert sentó las bases de lo que iba a ser la novela moderna, mediante una técnica que se apoya en la minuciosa observación y la documentación rigurosa y un estilo indirecto libre basado en la proyección del narrador a sus personajes, en lugar de atraerlos hacia sí.
- El término "bovarismo", mal universal que consiste en la insatisfacción que algunas personas sienten sobre presente creyéndose merecedores de otro destino más elevado, que les impide estar conforme con su situación y obtener paz interior consigo mismos, fue acuñado en referencia a esta novela.