Si un niño rumano de siete años es víctima de un abuso sexual, existe una probabilidad alta de que sufra un trastorno disociativo en el que su identidad y su memoria se vean afectadas. En adelante es posible que manifieste una amnesia disociativa retrógrada que le impida recordar información personal importante, generalmente de naturaleza traumática o estresante, a la vez que es probable que presente también experiencias de despersonalización en las que se sienta observador externo de su propio cuerpo o de sus procesos mentales. Su mente reacciona así protegiéndole, pero no siempre lo consigue. El encierro del problema en una "habitación prohibida" no evita que este reaparezca constantemente en forma de sueños, pesadillas, delirios o "ensoñaciones hipnóticas", como las llama el narrador de "Lulu", ni evita tampoco que su conciencia se fragmente y vea constantemente a su otro yo en el espejo, a Victor, "su doble impecable".
El niño rumano va creciendo y se convierte en un solitario adolescente torturado por sueños terribles y por un ansia incontenible de escribir un libro total, un texto definitivo que sustituya al cosmos, un texto que lo salve pero al mismo tiempo también lo mate. Sigue creciendo y no consigue escribir este texto, pero sí convertirse en un reputado escritor que trata de curarse a través de la escritura, de desenredar con ella el "mandala" que tiene en la cabeza.
Durante su adolescencia el escritor, mientras pasa unos días en un campamento de verano rodeado de congéneres "amorfos y trastornados por un diluvio hormonal", es forzado a vivir una experiencia sexual con Lulu, un compañero travestido de mujer. Esta experiencia le da la clave para abrir la secreta habitación del cerebro donde está su dolor, "consigue abrir la última puerta, recordar lo que nadie recuerda", la terrible escena que cambió el curso de su vida.
La psicología lo llama insight, "verlo todo para purificarlo todo", para al fin curarse, para salvar el corazón del ataque de las arañas, para vencer a la quimera que nos somete, para concluir nuestra lucha con el ángel, pues ya sabemos desde Rilke y sus "Elegías del Duino" que "todo ángel es terrible".
La escritura de Mircea Cartarescu en "Lulu" es barroca. Acumula emblemas, ruinas e ideas fragmentarias. Es alegórica, detrás de lo que dice lo que no dice intenta hacerse visible sutilmente. Como dice Antoine Compagnon, "¿acaso no es tan fuerte la tentación de la alegoría como el amor a la literatura?". Es onírica, en ella los sueños forman un tejido compacto con la realidad, de hecho el mismo Cartarescu afirma que "el sueño no es una huida de la realidad, es una parte de la realidad trenzada de forma inseparable con todo lo demás". Es orgánica, sus metáforas están plagadas de elementos corporales, anatomía y fisiología al servicio de una expresión obscenamente viva.
"...cuántas noches para una sola mañana", pero de repente esa mañana llega, y con ella la luz. Amanece y podemos ver y la visión coloca nuestra herida en su lugar real. Sigue doliendo, pero ya sabemos dónde colocar el apósito, apósito que si eres escritor se llama literatura.
Curiosidades: - "Lulu", del primer candidato a Nobel rumano Mircea Cartarescu, ha recibido el Premio ASPRO y el Premio de la Unión de Escritores Rumanos.
- El título original del libro es "Travesti", aunque en Francia y en España lo han titulado "Lulu".