Seis amigos, sobre los que sobrevuela la sombra de un séptimo llamado Percival, héroe de todos ellos y al que sólo conocemos por los pensamientos de los otros, son los seres a cuyo interior más profundo nos invita a acceder Virginia Woolf.
Se trata de Susan, una mujer de espíritu sencillo que encuentra en la comunión con la naturaleza la inspiración para alcanzar una sabiduría vital básica y sólida; Jinny, admirada y envidiada por los demás por su belleza, un don que convertirá en herramienta y que le llevará a ser víctima de una vanidad exacerbada, haciendo de la inestabilidad una constante en su vida; Rhoda, la personalidad más angustiada de todas, herida, rechazada desde su infancia e insegura, arrastrando un sentimiento de culpa autodestructivo, sufriendo de un temor enfermizo a la vida que le hace sentir siempre a la deriva, "como un corcho en un mar alborotado"; Louis, un hombre introvertido y solitario que se siente apartado del caudal vital pero que, al contrario que Rhoda, se enfrenta a sus frustraciones en una especie de huída hacia delante, ayudado por la fuerza que extrae de la confianza en sí mismo; Neville, cuya mala salud desde niño solía privarle del contacto con los demás, que encontró su refugio en los libros y en el estudio, orientando se existencia hacia la búsqueda de la virtud y la perfección; Bernard, el amante de la frase exacta, un narrador que nació "con el don de formar palabras" y que conoce la magia del lenguaje para crear realidades, un hombre de visión múltiple, sabedor de que la realidad posee muchas versiones, tantas como interpretaciones surjan de nuestra conciencia.
La lectura de "Las olas" confirma que Bernard está en lo cierto: la realidad es distinta según la interprete la mente, y se elabora tras pasar por varios filtros y haberle incorporado inconscientemente una serie de aditivos. Es diferente según la mente que la piense y es también cambiante, según el momento y el estado que atraviese el individuo. En el texto de Virginia Woolf la realidad se va construyendo del conjunto de seis realidades distintas, las que crea la conciencia de cada personaje. Pero esta obra literaria va mucho más allá: si la realidad es subjetiva, también lo es la realidad de cada individuo. Cada ser humano es de un modo según la percepción que sobre él tengan los otros y también distinta de la que pueda tener él de sí mismo. ¿Hay alguien capaz de saber quién es en realidad, de conocerse en profundidad, de ver nítidamente su interior, de definirse sin titubear? Existimos y somos en cuanto nos perciben los demás y en cuanto nos "leemos" a nosotros mismos. La naturaleza humana es compleja y difusa e intentar asomarse a ella equivale a caminar entre la niebla. Sólo podemos tratar de intuirla, mientras nos esforzamos por reflotar entre las olas de un mar oscuro, inmenso y poderoso, por superar las fuerzas que nos arrastrarían hacia nadie sabe dónde.
El texto de Virginia Woolf es una aproximación al gran enigma de la vida y al abismo borroso de la naturaleza humana. Para el lector que deje en un segundo plano la trama y el entendimiento y ponga en contacto su parte subconsciente con el flujo de conciencia de los protagonistas, el libro le permitirá tocar este misterio con la punta de los dedos. Para intentar atrapar algo tan delicado, Virginia Woolf prescindió de todo lo superfluo, dejó que la lírica fluyera libre por la mente de sus personajes e hilvanó la historia con la metáfora intermitente de unas vidas que se encienden con las primeras luces del día y se extinguen con el ocaso. Logró lo que según ella debía ser la principal función del escritor. Ya lo dijo en alguna ocasión, "la vida no es una serie de lámparas dispuestas sistemáticamente; la vida es un halo luminoso, una envoltura semitransparente que nos rodea desde el nacimiento de nuestra conciencia hasta el fin. ¿No es acaso la tarea del novelista coger este espíritu cambiante, desconocido, ilimitado, con todas sus aberraciones y complejidades y con la menor mezcla posible de los hechos exteriores y ajenos?".
Curiosidades: - "Las olas" es una obra totalmente innovadora en la que se observa un evidente afán experimental por parte de su autora. Se enmarca dentro del modernismo inglés, juega con los tiempos y toma recursos de la poesía, que traslada a la narrativa rompiendo con los corsés que aprisionaban a la ficción hasta entonces. Otorga más importancia a la forma y menos al fondo y acaba con la dictadura del argumento y la trama en la novela, siguiendo así su idea de que "el tema propio de la novela no existe: todo constituye el tema propio de la novela".
- Virginia Woolf estructura esta obra a modo de monólogos internos, transcribiendo el flujo de conciencia que va asaltando la mente de los seis protagonistas. Esta técnica fue anteriormente empleada en "Ulises" por James Joyce, con la diferencia de que allí el soliloquio interior es de un único personaje, mientras que en "Las olas" son seis voces las que se expresan, a veces incluso a la vez formando un coloquio, aunque nunca salen del plano de conciencia de cada personaje. A su vez, nueve breves interludios de gran belleza poética en los que se desarrolla la metáfora del transcurso de un día en el mar, desde el amanecer hasta el anochecer, introducen distintas etapas de la historia.