El amor. Ay, el amor. Posiblemente sea uno de los temas más recurrentes de la literatura universal. Libros, poemarios, ilustraciones... El amor, sin duda, vertebra millones de historias. Incluso la ciencia, en su afán por explicar racionalmente la realidad, ha tratado de resolver los enigmas que presenta el amor. Fruto de ello son algunos descubrimientos que hace años eran inimaginables. Por ejemplo, que el enamoramiento dura solo unos tres años. Que la atracción física responde a patrones químicos. O, sin ir más lejos, que es posible enamorarse si uno se esfuerza en conseguirlo.
Eso es lo que ha demostrado la investigadora Mandy Len Catron en un reciente artículo científico. En él, decidió compartir cómo se enamoró de la persona que, hoy día, es su marido: mediante treinta y seis preguntas ideadas por el psicólogo Arthur Aron y dirigidas, en principio, a generar intimidad de forma gradual entre dos personas desconocidas. Un método muy curioso que nos invita a pensar que en el amor hay parte de casualidad y, también, de intención.
El amor, desde luego, supone todo un misterio. Para Julia Olsen, protagonista de "Las hojas de Julia" de María Jeunet, es casi una maldición. Bordeando los treinta años, Julia tiene una vida prácticamente perfecta: el trabajo de sus sueños, una familia y amigos que la adoran, y un carácter risueño y optimista que la convierte en una persona de trato agradable y cercano. El único problema al que se enfrenta Julia es que sabe que no se puede enamorar. A no ser que esa persona tenga una marca en el rostro.
El por qué es sencillo y curioso de explicar. Siendo sólo una niña, una adivina predijo que sólo podría estar con aquel hombre que tuviera ese tipo de señal visible en la cara. Desde ese momento, Julia se autoconvence de que sólo siguiendo esa premisa evitará causar dolor a posibles e hipotéticas parejas con las que nunca llegará a sentirse completa. Y, efectivamente, hace todo lo que está en su mano para evitar iniciar cualquier relación seria. Todo da un giro de ciento ochenta grados cuando llega a su oficina un apuesto chico del que irremediablemente se sienta atraída... aunque -y resulta evidente a simple vista- no tiene marca alguna en su cara.
María Jeunet teje con facilidad y habilidad una historia que nos hará soñar y viajar -no sólo metafóricamente, puesto que los personajes tienen el increíble lujo de desplazarse a diferentes ciudades durante el transcurso de la narración-. París, ciudad del amor por antonomasia, acogerá cierto protagonismo en la historia y nos hará vibrar mientras seguimos los pasos de Julia y nos preguntamos qué tiene reservado el destino para ella. "Las hojas de Julia" combina dulzura y pasión en un recorrido en el que acompañaremos a este entrañable personaje a través de los miedos, incertidumbres y esperanzas que nos brinda el amor. Una historia elegante y entretenida, sin duda, con la que dejaremos volar nuestra imaginación y trataremos, una vez más, de intentar calificar ese sentimiento tan extraño que es el amor.