Hay lugares donde la muerte no tiene descanso. Sitios por los que sobrevuela, sabiendo que pronto va a ser invocada. Lugares donde los humanos son acechados por el hambre, la miseria, la enfermedad o la barbarie de los de su especie. Territorios inhóspitos, zonas hostiles donde la vida se enrarece y se torna irrespirable.
Cuando se dan estas condiciones, la muerte sabe que va a hacer falta. Como un animal en estado de alerta, intuye la llamada antes de que se produzca. Se acerca y vigila, observa paciente, espera a que llegue su momento. Aguarda por si es requerida. Se presenta sin avisar y actua de forma silenciosa e implacable. Se cruza en nuestro camino para cambiar las cosas y arrebatarnos a alguien. Nos despoja de los seres más queridos y acabará bajando a por nosotros también.
A pesar de su juventud, en el camino de Liesel Meminger ya se ha cruzado alguna vez. Lo hizo cuando se llevó para siempre a su hermano menor, de camino hacia la casa de los Hubermann. Allí vive su familia de acogida, en Himmelstrasse, un pueblo cercano a Múnich al que su madre no tuvo más remedio que enviarla cuando su padre les abandonó.
La Segunda Guerra Mundial se encuentra en su momento álgido y en Alemania el dominio de la ideología nazi se hace cada vez más patente. La persecución de los judíos es un hecho y miles de personas inocentes tratan de esconderse de un ejército envenenado de racismo y xenofobia. Aun sabiendo a lo que se exponen, los padres adoptivos de Liesel, Hans y Rosa, protegen a uno de ellos en su casa. Se trata de Max, un antiguo boxeador judío que se oculta en el sótano para poder sobrevivir, un hombre que ama las palabras por encima de todo.
La guerra sigue destruyendo todo a su paso y la muerte está más ocupada que nunca. Los bombardeos se suceden y cada vez es más difícil soportar el horror, la ansiedad y el daño que una parte de la población está causando sobre la otra. Es urgente encontrar un modo de sobrellevar la situación, de retener el pánico para evitar que se desboque e inunde la mente de malos pensamientos. Hay que buscar razones para mantenerse en pie, para seguir viviendo. Cada uno las busca donde puede y la pequeña Liesel las encuentra en los libros. Descubre uno de los múltiples secretos que guardan las letras y que sólo los amantes de lo escrito pueden desentrañar: el poder que tiene la palabra para exorcizar al miedo. Obtiene de los libros lo que más necesita en ese momento: un torrente, una corriente, una luz. Convierte las páginas impresas en alas con las que volar alto, muy alto, muy lejos. Más allá de la guerra, más allá del horror, por encima de cualquier tipo de mal. La historia de Liesel es la de una niña que tiene la literatura como pasión y que encuentra en los libros su salvación y su destino y eso es algo que no se le puede negar a nadie, aunque lo tenga que robar.
Curiosidades: - La historia de "La ladrona de libros" es relatada en primera persona por una narradora muy especial: la propia muerte.
- El autor australiano Markus Zusak se inspiró en historias que había oído desde su infancia acerca de la Alemania nazi, el bombardeo de Munich y la persecución a los judíos para escribir esta novela. El libro, catalogado en algunos lugares como literatura infantil o juvenil, ha cosechado varios premios desde su publicación.