Herman Hesse dijo de Franz Kafka que era "etéreo como un sueño y exacto como un logaritmo". Hacía poco que había muerto y su obra aun era poco conocida, pero  Hesse ya había detectado en sus escritos una inquietante ambigüedad. Entre las líneas de su obra se respira la fragilidad de un hombre suave, inofensivo, inocente; su delicadeza contrasta con la fría crueldad de los hechos, que caen con un corte limpio sobre su piel. Para Kafka la realidad siempreclava con precisión certera su hoja afilada; la herida que abre, aunque sangre poco, puede ser mortal.

La historia que cuenta Kafka en "La metamorfosis" es muy conocida. El viajante de comercio Gregorio Samsa se despierta una mañana convertido en un enorme insecto, aunque sólo en su aspecto exterior, ya que sigue siendo capaz de razonar y sentir del mismo modo que cuando era una persona. Ante su situación, no deja de sorprender que estuviera "mucho más preocupado porque el gerente le reprochaba que no había ido a trabajar que por su nueva condición animal". Su familia, horrorizada por su nuevo físico, le recluye en un cuarto cerrado, al que sólo Grete, la hermana de Gregorio, se atreve a entrar. Ella es la encargada de cuidarle y proporcionarle alimento cada día.

El viajante era el que mantenía económicamente a toda la familia, que tenía que hacer frente a antiguas deudas. La nueva situación se lo impide, así que sus padres y su hermana se ven obligados a trabajar y a alojar huéspedes en casa. A pesar del cariño que sobre todo le tenía su hermana, poco a poco Gregorio pasa a ser para su familia un extraño, ya que "como nadie le entendía, nadie pensaba, ni siquiera su hermana, que él pudiese entender a los demás". "Hay que deshacerse de él" -llega a decirle la hermana al padre- "Esto acabará matándonos a los dos. Cuando hay que trabajar como nosotros trabajamos, no se puede soportar, encima, una tortura como esta".

Gregorio empezó a trepar por paredes y techos, estando a punto de olvidar su condición humana. ¿Si la familia hubiera podido sobreponerse a la repugnancia y le hubiera tratado como a un ser humano él habría llegado a este extremo? ¿Hasta qué punto nuestra identidad responde al trato que recibimos?

También me gustaría averiguar si sus parientes, de no haber estado tan absorbidos por el trabajo, hubieran conseguido tratarle mejor. Porque, como dice Kafka, "¿quién, en aquella familia agotada por el trabajo, hubiera podido dedicar a Gregorio más tiempo que el estrictamente necesario?".

El relato tiene la estructura de una pesadilla recurrente que combina el miedo irracional a ser marginado con los intentos racionales para integrarse en la sociedad normalizada. La historia de Gregorio Samsa es una fábula imposible, pero tiene algo de familiar, de muy conocido, tiene algo que provoca el escalofrío. Es una ironía que acaba en tragedia y transforma la risa en una mueca helada. En ella percibimos el triste destino de aquellos que por extraños, raros o especiales quedan excluidos de su comunidad y condenados a una vida solitaria extramuros.

"La metamorfosis" es un relato difícil de olvidar. Casi puedo ver a Gregorio Samsa agarrado con sus débiles patas a mi mente, en una difícil pirueta a punto de caer, luchando por su vida. Su aspecto me asquea, un pequeño movimiento bastaría para lanzarlo al suelo, pero en el fondo quiero salvarlo y me mantengo inmóvil hasta que recupera el equilibro y se aferra a uno de los pliegues de mi cerebro; he vuelto a dejar al pobre bicho entrar.