Cada día se reúnen. Es una oportunidad para ponerse a prueba, para demostrar sus habilidades, para vivir la vida de otro. En el momento en que encienden sus ordenadores y establecen conexión por internet, la transformación comienza y el alter ego de cada uno suplanta al yo real. En el mundo paralelo que habían creado se puede prescindir de la esclavitud de una silla de ruedas, superar una timidez insuperable, aparcar los problemas de anorexia o exprimir al máximo las capacidades del cerebro sin sentirse diferente.
Amanda es la única que carece de personaje propio. Ella es la maestra del juego, la que dirige y hace respetar las normas en este curioso grupo de cinco adolescentes repartidos por el mundo al que une la afición por los juegos de rol. Un equipo que se ha vuelto más peculiar si cabe desde que su abuelo y mejor amigo, Blake, se unió a ellos como un miembro más.
Se trata de resolver crímenes ficticios del siglo XIX cometidos en la siempre brumosa ciudad de Londres, siguiendo el rastro de sangre que deja Jack el Destripador. Son los de Ripper (cuya traducción del inglés significa destripador) y no cesan en su empeño hasta descubrir lo sucedido. Cada sesión delante del ordenador es un nuevo reto para ellos, en especial para la mente inquieta y deductiva de Amanda, que sin duda ha heredado la inteligencia de su padre, el inspector de policía Bob Martín. Por eso ha decidido dar un paso más en el juego de confundir ficción con realidad.
El primero de los asesinatos llamó la atención de la joven. Tal vez tuviera algo que ver con los pronósticos que había lanzado Celeste Roko, podría ser el desencadenante de una ola de crímenes que, si atendemos a las afirmaciones de la famosa astróloga, iba a azotar la ciudad de San Francisco. Ed Staton, el conserje del colegio, ha sido la primera víctima, pero de ahora en adelante pueden haber muchas más; el caso que le habían asignado al padre de Amanda es lo suficientemente interesante como para incorporarlo a su juego de rol, aunque ello signifique romper las normas por primera vez.
El juego da comienzo y los de Ripper ponen en marcha todo su arsenal deductivo. Se hacen las mismas preguntas que la policía, plantean hipótesis, rastrean indicios, persiguen pruebas. Hacen lo que mejor saben hacer y actúan de la misma forma a la que están acostumbrados en su mundo virtual, con una diferencia muy importante: en esta ocasión, el caso que se traen entre manos es muy real, un caso que les toca muy de cerca cuando descubren en la madre de Amanda a la posible futura víctima.
"El juego de Ripper" es una novela negra muy actual donde tienen cabida las nuevas tecnologías, las deducciones racionales y puramente científicas pero, también, ciertas dosis de magia. Isabel Allende cambia de registro, aunque sigue regalándonos personajes tan entrañables como curiosos. Una madre tierna y esotérica que se gana la vida de sanadora aplicando métodos como el Reiki o el masaje intuitivo, un antiguo navy seal enamorado que no deja de ser un tipo duro al que su pasado militar le arrebató una pierna, un camarero que honra a su ídolo imitando a Whitney Houston por las noches, una anciana aficionada a la fotografía con Polaroid y hasta un perro maltrecho que sobrevivió a la explosión de una mina; personajes que pueden ser tan auténticos o tan fantásticos como quiera entender cada lector. "El juego de Ripper" nos enseña, de nuevo, que la verdad tiene muchas aristas y que la realidad es uno de los nombres que damos a la imaginación.
Curiosidades: - Isabel Allende comenzó a redactar "El juego de Ripper" a petición de la editorial, que le sugirió la escritura de un libro policíaco a dos manos con su marido, el autor de novela negra William C. Gordon. Pronto se dieron cuenta de que la experiencia de escribir juntos no era buena idea y decidieron escribir cada uno su propio libro.
- El libro está cargado de guiños que traen a la memoria hechos y personajes de sus novelas anteriores, que los lectores de Isabel Allende disfrutarán al identificar. También menciona en un par de ocasiones a un autor de novela negra (que no es otro que su marido en la vida real), incluiso ironiza sobre su propia obra cuando, al hablar sobre el libro que escribe el abuelo de la protagonista, dice que el texto fue acusado "de realismo mágico, un estilo literario pasado de moda".
- La autora asegura haberse basado en personas reales para crear algunos de sus personajes. Su nieta le sirvió de modelo para crear a la joven protagonista y una sanadora que le ayudó en su vida personal para perfilar el personaje de su madre.