Las primeras líneas de esta novela embriagan al lector en una atmósfera que cautiva y envuelve durante toda la lectura.
“Coloco en el escaparate unos libros de ocasión que acabo de comprar. Son más o menos las cuatro de la tarde y empiezan a caer copos de nieve.”
En esta delicada pieza Aki Shimazaki (Gifu, Japón, 1954) narra la relación entre madres e hijos tan bella y delicadamente que parece que cada frase sea poesía. Se podría decir que el modo de contar historias de los autores japoneses es sustancialmente diferente al occidental, a pesar de que en este caso Aki Shimazaki emigró a Canadá y escribe sus novelas en francés, por lo que podría tener un estilo de escritura más occidental, pero nada más lejos de la realidad.
El modo de narrar es único, centrado en los pequeños detalles, en los sentimientos y expresiones no verbalizadas de los personajes, en los silencios, en la fragilidad de los paisajes y en el choque de un país a medio camino entre lo tradicional y lo moderno.
La novela se centra en la relación entre Mitsuko, una mujer de mediana edad que regenta una librería especializada en volúmenes filosóficos y Tarô, su hijo sordo. Ah, y su gato Sócrates. Sin embargo, una nevada tarde, aparecen en escena dos personajes más, la señora Sato y su hija Hanako que darán un vuelco a la apacible vida de la librera.
Es entonces cuando se conocen los entresijos de la vida de ambas mujeres, enhebrados en el mismo hilo, que recuerdan a la antigua leyenda japonesa del hilo rojo del destino. Todo ello, acompañado de ingeniosas conversaciones filosóficas, la constante nieve de enero y pequeñas nociones de escritura japonesa. Tal y como dice la señora Sato en una de las muchas conversaciones con Mitsuko:
“Cuando una perla se cruza con otra, ése es el momento en que encontramos a alguien, como nosotras. Son las dos almas que se cruzan.”
Una lectura breve, encantadora y profunda, quizás perfecta para leer una tarde de lluvia o de nieve, si se está de humor para que un libro toque el alma.
Curiosidades: - Con "Hôzuki, la librería de Mitsuko" la escritora canadiense de ascendencia japonesa Aki Shimazaki ha logrado hacerse un hueco en las librerías occidentales, algo complicado para cualquier autor/a oriental. El libro alcanzó un notable éxito gracias a las recomendaciones de los libreros y al boca-boca.