«Viajar le permite a uno dejar de preguntarse cuál es su lugar en el mundo».
Paco es un
agente de seguros con trabajo estable y piso propio; una vida en apariencia cómoda en la que, sin embargo, se siente atrapado. Alejado de sus padres por una reciente revelación familiar y sin interés en ningún tipo de relación social, pasa los días entre la oficina y solitarios paseos para hacer fotos. No se siente realizado; no obstante, continúa inmerso en esa desidia vital, aunque un deseo latente de avanzar va pidiendo atención desde su interior.
Es una imagen el detonante que lo hace despertar al cambio: una
fotografía de un asesinato ocurrido el año anterior que circula por internet. Son, sobre todo, tres cosas las que se ganan su interés: la crudeza y expresividad de la escena y los personajes —el asesino, la víctima y su novia, que intenta evitar el ataque—, la incógnita de quién la realizó y la fecha en que ocurrió, la misma en la que Paco sufrió un grave accidente de moto, del que se puede decir que «volvió a nacer», aunque él no se sienta muy vivo.
Por lo menos, hasta que encuentra esa instantánea y su obsesión por ella aumenta a cada momento, quiere conocerlo todo: el lugar en el que fue hecha, las personas que aparecen, el fotógrafo, lo que ocurrió… Siguiendo ese impulso, pero con cierta calma y tenacidad, va tomando decisiones que lo alejan de su vida actual por un lado y, por otro, lo llevan a conocer la realidad tras la imagen. Viaja hasta el lugar en que fue sacada, conoce a la chica de la foto, el pequeño pueblo del que no se ha movido a pesar de ser aún reclamo para los medios de comunicación, y a otros vecinos, algunos de los cuales también tienen que ver con el trágico hecho.
El viaje de Paco es un trayecto hacia un pueblo de la
España rural, sus gentes y su modo de vida, pero también hacia su interior, haciendo una parada en su propio pasado. ¿Hallará en ese remoto y casi despoblado lugar lo que sea que esté buscando? ¿Encauzará su vida hacia un destino que lo llene, que le haga escuchar el bombeo del corazón? La respuesta la descubrirá el lector entre las páginas de esta novela. En ellas, también encontrará una prosa cuidada que perfila con habilidad tanto los personajes como los escenarios y los ambientes; descripciones creativas y visuales que dotan de personalidad a todos esos elementos de la narración.
Otro acierto narrativo de
Javier Valero lo veremos en forma de críticas sociales, que no pasan desapercibidas, pero tampoco sobresalen de la historia. Aparecen salpicadas por el texto e integradas en él, hiladas a la perfección con cada momento y, además, le añaden interés. Lo cierto es que en "
La foto de un crimen" se disfruta la trama y también la destreza con las palabras del autor, que ha sembrado la novela de frases dignas de resaltar.