"Cada día es distinto, cada día cuenta, es único, aunque a veces nosotros no lo valoramos. A veces vivimos de manera tan distraída, por decirlo de alguna manera, que es como si ese día no nos pareciese importante. Sin embargo, un día puede hacer que todo cambie, que ése sea el nuevo día".
"Tengo que hablar contigo". Estas cuatro palabras que muestra la pantalla del móvil de
Nicco no presagian nada bueno. No es normal que
Alessia mande ese tipo de mensajes tan directos, tan cortantes, sin tan siquiera haberle dado antes los buenos días. Y menos tratándose de la fecha que es hoy, el día en que cumple veinte años.
Ya llevan un año juntos y, a pesar de que cada día le quiere más,
Nicco nunca ha sido capaz de decírselo. Y ahora que ella acaba de dejarle le gustaría haberlo hecho, haberse sincerado con ella cuando todavía era posible. Quisiera haber tenido el valor de gritar su amor al viento, de sorprenderla con un enorme ramo de rosas que no dejara lugar a dudas sobre sus sentimientos. Pero ya es demasiado tarde:
Alessia le ha abandonado sin darle ninguna explicación y lo ha hecho ofreciéndole un "lo siento" como única respuesta al millón de preguntas que se le pasan por la cabeza.
Nicco está destrozado. Su padre murió hace unos meses y ahora lo poco que quedaba en pie de su vida se acaba de desmoronar. A la fuerza ha tenido que sustituir de algún modo al padre de familia y lo cierto es que está abrumado por las responsabilidades que la nueva situación le obliga a asumir. Apoyar a una madre deprimida, vigilar a dos hermanas desorientadas y hacer frente a dos empleos suponen un peso demasiado grande para un joven de su edad.
El apoyo de los amigos en los momentos bajos es fundamental y para eso nadie mejor que
Gio, su compañero inseparable desde que se conocieron en el Instituto, un chico vitalista, lleno de energía, enamoradizo, caradura y con un punto macarra que no acaba de decidirse entre las dos chicas con las que está saliendo.
La casualidad quiso que
Nicco y
Gio conocieran en Roma a dos jóvenes
turistas españolas y los chicos deciden divertirse con ellas. La relación de
Nicco con una de ellas, llamada
María, le ayudará a dejar de lado el pasado y a darse cuenta de que las segundas oportunidades existen y que hay que luchar por los sueños. "Nuestra vida está hecha de limitaciones, siempre pensamos que habrá un momento mejor, que valdrá la pena vivir, que las cosas cambiarán. Mañana, siempre esperamos un mañana que incluso podría no llegar", cuando lo realmente importante es vivir intensamente el día de hoy, saber apreciar los buenos momentos y disfrutar "
ese instante de felicidad" antes de que se evapore.