"El nombre propio de la felicidad" es la tercera novela de María Jeunet, libro que esperábamos con ansias todos sus fans tras "La foto de Nora", que nos encandiló por completo.
En su tercera novela, María Jeunet se ha arriesgado a un cambio en su protagonista, y opta por un personaje masculino en primera persona. Sin duda, un reto para ella, ya que sus dos anteriores novelas, "Las hojas de Julia" y "La foto de Nora" contaban ambas con protagonistas femeninas, en primera y tercera persona respectivamente. Un cambio significativo, pero ya nos tiene acostumbrados a estos cambios de registro. Un acierto, he de decir, pues la novela necesitaba de este narrador para tener completo sentido.
En otro orden de cosas, los personajes también son completamente diferentes a los que nos tenía acostumbrados, a excepción de algo que tienen en común: están tan bien construidos que te los crees sin ningún tipo de reparo. El protagonista es el mejor perfilado, claramente, un personaje muy redondo, con una clara evolución a lo largo de la novela. Pero los personajes que le rodean, que no llamaremos secundarios porque no lo son, no se quedan cortos en cuanto a construcción. El punto fuerte de esta autora son sus personajes; a lo largo de su trayectoria nos podemos fijar en que los va dotando de una vida que no solemos ver en este tipo de literatura, que se centra únicamente en la historia de amor. María Jeunet prefiere darles vida a estos personajes, y que sean ellos mismos quienes decidan qué rumbo seguir y qué decisiones han de tomar para conseguir sus objetivos.
Por último, algo que llama la atención y que también es principal y primordial en la novela es la ambientación. Ambientada en su mayor parte en París, gracias a la delicadeza con la que describe todos los escenarios, parece que estemos paseando por allí; más aún cuando ya hemos estado en París. Otro escenario bellísimo es el pueblo en el que se crió nuestro protagonista. Este es un claro ejemplo de que, sin abusar de los adjetivos, se pueden crear escenarios y ambientes totalmente creíbles que podemos reproducir sin problemas en nuestra cabeza, consiguiendo un mayor disfrute de la novela.
Me gustaría decir unas últimas palabras: esta novela es perfecta para aquellos amantes de la romántica, y sobre todo aquellos que améis las novelas de Nicolás Barreau, conocido especialmente por ambientar sus novelas en la capital francesa. Es tan entrañable, con unos personajes tan mágicos, que es imposible no enamorarse. También os va a encantar si sois fan de las novelas de Nicholas Sparks, con esos ambientes tan maravillosos y sus fantásticos personajes.