Hace varios siglos tuvo a bien el río Tormes permitir que entre sus aguas una mujer diera a luz un niño. Al pequeño, que era hijo de Tomé y Antona, naturales de una aldea de Salamanca, pusieron por nombre Lázaro y desde muy temprano se adivinó que había nacido de espaldas a la fortuna.
A la tierna edad de ocho años feneció su padre, que había sido preso y estaba perseguido por la justicia. Su viuda madre, al verse sin marido, se fue a vivir a la ciudad donde conoció a otro hombre, un moreno con el que tuvo un negrito. Pero al ser acusado el moreno de hurtar comida y utensilios de la casa donde trabajaba para alimentar a su familia, Lázaro perdió a su padrastro y su madre tuvo que buscar de nuevo sustento para sus dos hijos.
Entró a servir en un mesón donde, sufriendo no pocas penalidades, crecieron Lázaro y su hermano, hasta el día en que vino a posar allí un ciego. Éste, que andaba en busca de un ayudante que pudiera guiarle, se fijó en el muchacho y la madre de Lázaro lo encomendó a su persona, con la esperanza de que le tratase bien y mirara por él.
Este es el este punto en el que dan comienzo las andanzas del Lazarillo, un muchacho obligado por las circunstancias a abandonar rápidamente su inocencia y a asimilar una brusca expulsión de la niñez. Un Ciego astuto y mezquino cargado de malicia y falsedad, un Clérigo egoísta, avaro e hipócrita, un Escudero que no tiene donde caerse muerto al que sólo le preocupa preservar su honra, un Fraile al que casi no se menciona y que podría padecer de pederastia, un Buldero hábil y malintencionado que se sale con la suya y un Arcipreste corrupto con el que Lazarillo consiente compartir a su esposa a cambio de otros favores son los maestros que le guían en el arte de buscarse la vida.
Anécdotas como la de la longaniza, la del jarro y la del racimo de uvas son para el Lazarillo lecciones impartidas por el hambre y la miseria, que transforman al niño en hombre y le convierten en un pícaro que no tiene más herramientas para llegar a "buen puerto" que un arsenal de argucias y artimañas. Y este singular aprendizaje, a pesar de estar contado en tono satírico y en cierto modo cómico, conlleva a su vez una crítica feroz hacia la sociedad del momento y queda recogido en las pocas páginas que conforman "La vida de Lazarillo de Tormes y de sus fortunas y adversidades", un librito prodigioso tan mordaz como simpático, innovador para su época, tan atrevido como su protagonista y de valor literario indudable, que estaba destinado a convertirse en uno de los textos de referencia de las letras españolas.
Curiosidades: - El "Lazarillo de Tormes" se publica en 1554 de forma simultánea en Alcalá de Henares, Burgos, Amberes y Medina del Campo. Aunque se habla de otras ediciones anteriores a esta fecha, lo cierto es que no existen datos que prueben las mismas. Una vez editada alcanzó gran éxito, pero cinco años después se prohibió en España, aunque seguía leyéndose en ediciones publicadas en el extranjero.
- La importancia de esta obra no sólo reside en que con ella nace el género picaresco en la narrativa española, se considera además que con ella se inicia la novela moderna. Frente al héroe, protagonista de la novela épica existente hasta el momento, aparece el personaje del Lazarillo, un antihéroe que protagoniza unas "hazañas" un tanto particulares. No obstante, debe decirse que la denominación de "novela" para designar al "Lazarillo de Tormes" es anacrónica, ya que en el momento de su publicación la división entre géneros no era tan clara como lo fue más adelante.
- En la aparición del pícaro y sus características podemos encontrar cierta asociación con obras clásicas como el "Satiricón" de Petronio y "El asno de oro" de Apuleyo. Aunque el tono es totalmente distinto, existe cierta relación de esta obra con la continua peregrinación y múltiples desventuras que vive Ulises en su "Odisea" y también con las obras teatrales de Plauto y Terencio. Se observan también ecos del "Libro del buen amor" del Arcipreste de Hita y de "La Celestina" de Fernando de Rojas y supone una reacción a libros que narran de forma épica las aventuras de héroes como el "Amadis de Gaula". Por otra parte, se reconoce claramente en la obra la repercusión del pensamiento de Erasmo de Rotterdam.
- Se trata de una autobiografía fingida escrita a modo de carta larga. Esto resulta un recurso tremendamente acertado para lograr que las andanzas del protagonista adquieran mayor verosimilitud. El hecho de que la obra no esté firmada incrementa el misterio sobre la misma y provoca que el lector se interrogue acerca de si fue escrita por el protagonista, algo que según los expertos es totalmente imposible debido a la cultura que demuestra el autor al escribirla. Aparte de tratar que resulte más creíble la historia, se barajan varias teorías que tratan de explicar la elección del anonimato: porque firmar la obra podría haber perjudicado de algún modo a su autor debido a la posición que ocupaba, por miedo a que la Inquisición la encontrase poco apropiada, por temor a la reacción de la corona, los nobles, los clérigos y la sociedad cristiana de su tiempo... El autor bien podría ser una persona cercana a la Iglesia, a la Corona o un judío converso. Lo cierto es que se trataba de una obra singular, adelantada a su tiempo, revolucionaria y arriesgada y dejarla en el anonimato parece una buena solución.
- Así pues, ¿quién escribió el "Lazarillo de Tormes"? Los estudiosos contemplan varias hipótesis: Diego Hurtado de Mendoza, Juan de Ortega, Sebastián de Horozco, Juan de Valdés, Pedro de Rhúa, Hernán Núñez de Toledo, Alfonso de Valdés, Francisco Cervantes de Salazar, Luis Vives e incluso un pregonero llamado Lope de Rueda. A fecha de hoy el nombre del autor se desconoce a ciencia cierta. En todo caso, el que la lea estará de acuerdo en que el anonimato forma parte del juego de la obra.