"Será entre el 13 y el 14 de mayo. Cuatro horas después del mediodía. Un gran príncipe, que estuvo prisionero en su juventud, perecerá bajo el puñal de un asesino".
A sus 57 años
Enrique IV, Rey de Francia y de Navarra, había escuchado antes muchos malos presagios como este, pero nunca se había sentido amenazado por ellos. Si se hubieran cumplido las predicciones de todos los astrólogos que a lo largo de su vida pronosticaron su muerte, él habría fallecido ya muchas veces, de las formas más variadas e inverosímiles. Sin embargo, en esta ocasión había algo que la hacía distinta a las anteriores. La macabra advertencia insistía en hacerse presente en sus sueños durante los últimos días, provocándole pesadillas funestas que le intranquilizaban realmente. Aunque no le gustaba admitirlo, este Rey curtido en mil contiendas debía reconocer que tenía miedo. Un tipo de miedo diferente al que ya conocía, una sensación inquietante que recorría todo su cuerpo y que sentía ahora por primera vez.
Quince años después de que el destino se hiciera cargo de Enrique IV, dos antiguos amigos se reencuentran en París. Se conocen desde niños y sus orígenes dispares nunca fueron un obstáculo para que entre ellos se forjara una sincera amistad. El pequeño y enclenque
Charles Montargis, hijo de un cirujano instruido, encontró en
Bernard de Serres la fortaleza de carácter que le faltaba y a Bernard, a su vez, no le vino mal tratar con un chico educado por los mejores maestros para pulir un poco su espíritu salvaje y silvestre, producto de ser criado en los agrestes montes Pirineos. Pronto comprobaron que los años que habían estado sin verse no habían enfriado su relación, aunque lo cierto es que ambos habían escogido caminos muy distintos: mientras Charles ambicionaba la idea de labrarse un gran futuro colaborando con los planes del cardenal de Richelieu, Bernard trataba de poner tierra de por medio para escapar de las consecuencias de un duelo en el que había participado.
Corren los tiempos del
barroco en
París y en 1625 la ciudad se encuentra bajo el dominio del joven
Luis XIII, que vive constantemente amenazado por su entorno en el palacio del Louvre. Las luchas por el poder hierven alrededor de la figura del Rey y el temor a los conjuros y maleficios se apoderan de su mente supersticiosa. En una corte rodeada de conspiradores, ni Charles ni Bernard pueden siquiera imaginar el papel que tendrán que jugar, tras verse involucrados en una complicada y apasionante intriga que puede cambiar el futuro del reino y modificar el curso de la Historia.
Durante las mil cien páginas de "
Corona de damas"
Tosca Soto nos transporta a la fascinante época del siglo XVII francés, conduciéndonos por las calles de París y deteniéndose en los pasillos y salas de los palacios reales, para mostrarnos los entresijos de la corte y presentarnos a unos personajes históricos mucho más humanos y cercanos a cualquiera de nosotros de lo que cuentan los libros de Historia, con sus virtudes, sus miedos y sus imperfecciones, construyendo una novela donde la intriga, las aventuras y las tramas ocultas mantienen en vilo al lector hasta el final.