Stéphane Hessel, el superabuelo que encendió la chispa de los indignados, propone ahora que nos comprometamos.
Su panfleto "¡Indignáos!" supuso toda una revolución y se convirtió en el libro de cabecera de los "indignados" (nombre que dieron los medios a los integrantes del movimiento 15 M). Hessel asegura que indignarse sólo es el primer paso y que para conseguir el cambio es necesario comprometerse.
El compromiso al que Hessel se refiere se basa en resistir, en darse cuenta de que convivimos con grandes injusticias y en no resignarse ante ellas. Para el autor es imprescindible aguantar, no rendirse ante la tentación de ceder a la inercia de lo ya establecido. Comprometerse es "decidir, contra el determinismo histórico, que existe algo que inventar. Es lo contrario del derrotismo y de la resignación".
"¡Comprometeos!" está escrito a modo de conversación entre Stéphane Hessel (antiguo miembro de la resistencia francesa durante la II Guerra Mundial, nacido en 1917) y Gilles Vanderpooten (escritor y activista social). La diferencia de casi 70 años de edad entre ambos no afecta de ningún modo a las ideas sobre las que reflexionan.
Los ideales que sirven de fundamento al libro son limpios y honestos, de moralidad intachable, ¿qué se podría esperar de un colaborador en la redacción de la Declaración Universal de los Derechos Humanos y candidato al Premio Nobel de la Paz como fue Hessel? "¡Comprometeos!" asegura que es preciso crear, cambiar el modelo de crecimiento cuantitativo que induce a conseguir "cada vez más" por el "enriquecimiento cultural, espiritual y ético".
"¡Comprometeos!" habla también de temas fundamentales tan variados como la ecología, el desarrollo sostenible, las injusticias, las desigualdades sociales, la situación del tercer mundo, los abusos del poder, la adoración al dinero, la resistencia y las alternativas. Propone regular la economía de mercado de modo que tenga cabida la economía social; para garantizar este equilibrio sugiere crear un Consejo de Seguridad Económica y Mundial que además se encargue de impulsar la economía y el empleo. Por otra parte, alega que la sociedad actualmente es demasiado violenta y censura este tipo de comportamientos. El libro incluye un apéndice en el que se transcribe la Declaración Universal de los Derechos Humanos.
Stéphane Hessel está convencido de que todavía es posible el cambio, no para lograr el mejor de los mundos, sino un mundo viable. Habla de un cambio global buscando "un mundo más justo, más sabio" que debe ser defendido de manera local, por eso apela a la resistencia y compromiso de cada individuo.