Hay libros que están escritos directamente desde la experiencia, en los que la línea que separa realidad de ficción se difumina. Libros cuya historia se antoja tan mundana que casi parecen autobiográficos, como si los sucesos que se cuentan en sus páginas estuviesen teniendo lugar en el acto, apenas unos segundos antes de ser escritos. Suelen ser esos libros los que, generalmente por la sencillez de su argumento y su hondo calado, dejan una considerable huella en los lectores. "Cometas en el cielo" pertenece a esa categoría.
"Cometas en el cielo" relata las peripecias de Amir y Hassan, dos muchachos a los que les tocó vivir en el Afganistán del último tercio del siglo XX. El primero, protagonista e hijo de una familia acomodada. El segundo, su humilde criado y también su mejor amigo. Pero con la llegada de los rusos sus vidas cambiarán por completo.
La principal peculiaridad de la narración reside en cómo esta se amolda al transcurso del tiempo. Al inicio, durante la infancia de los personajes, el tono empleado es poético, como quien admira la belleza del momento presente. La mente de Amir divaga entre los sueños y ansía crecer para alcanzar un futuro próspero. Por el contrario, cuando el paso de los años se impone de forma inexorable, un aura nostálgica comienza a sobrevolar la trama. El presente solo promete incertidumbre, los tiempos pasados eran los mejores. Precisamente porque éramos demasiado pequeños para darnos cuenta de que lo eran.
La novela esgrime una crítica a la sociedad de clases afgana. No se rechaza su estructura, sino, más bien, su inutilidad. Al fin y al cabo, poco importaba la pertenencia a una clase u otra. El respeto al prójimo era un mantra tan sagrado y tan sólidamente instalado entre los practicantes del islam que algunas cuestiones como el poder adquisitivo no se discutían ni se convertían en la comidilla de los vecinos.
El autor, Khaled Hosseini, muestra que de nada sirvió cimentar una cultura basada en la solidaridad. La irrupción de los soviéticos dio al traste con décadas de progreso y civilización que, aun hoy con la intervención estadounidense, están muy lejos de ser recuperadas. La paz de la que un día pudo presumir Afganistán ha quedado para siempre manchada de sangre y pólvora.
Sin embargo, todavía existe un antídoto y son los amigos. La obra invita con ferviente intensidad a cuidar de ellos y, sobre todo, a corresponder sus acciones. A dar la vida por aquellos que más nos importan y a agradecer día a día haberlos tenido a nuestro lado. El porvenir tan solo augura tormentas. Asegurémonos de que, cuando descarguen su ira sobre nosotros, no rememos solos. Entonces sabremos que hemos hecho las cosas bien. De otro modo, el arrepentimiento nos hundirá en las profundidades del océano. Conservemos a nuestros círculos y un halo de esperanza perforará las tinieblas.
"Cometas en el cielo" es una novela extremadamente dura, ya sea por su elevada carga emocional o por sus valores humanitarios. Principalmente por esta misma razón recomiendo su lectura. Porque posee esa extraordinaria capacidad para conmover a todos los lectores. No se preocupen si alguna lágrima empapa el papel. Significará que Hosseini ha logrado su propósito.