"¿Alguna vez pensaste que leer podría llevarte a la muerte? La chica sin nombre lo sabe, pero debe hacer frente a sus mayores temores, abandonar la seguridad de su hogar y aventurarse en la búsqueda de una cura para su madre. El tiempo corre. Algo la acecha, la persigue. La chica sin nombre está asustada… y ciega".
Ni siquiera desea recordar su nombre desde el accidente —tal y como ella lo llama— en que perdió la vista. Tampoco quiere salir de casa, el único lugar en que se siente segura, que su madre ha adaptado a su discapacidad y por el que ha aprendido a desenvolverse. Uno de sus mayores entretenimientos es Internet y sus contactos virtuales, gracias a los cuales se entera de una insólita afección:
la enfermedad de los tranquilos. Se transmite al
leer y produce un estado tal de sosiego que la persona infectada entra en un estado comatoso y la consume la falta de líquido y alimento.
El estado emocional de
la chica sin nombre da un vuelco cuando descubre que su madre está infectada por la enfermedad de los tranquilos. Decide entonces armarse de valor y hacer frente a su mayor miedo desde el accidente: salir a la calle. Acompañada por su fiel perro guía, Mateo, se enfrentará a un mundo apocalíptico y a sus propias limitaciones para encontrar un remedio que salve a su madre. Por si eso fuera poco, el pavor a un antiguo, pero siempre presente peligro condicionará cada uno de sus movimientos.
El punto más impactante de esta novela es que está contada desde el punto de vista de
la chica sin nombre. Es obvio que no podemos ver a través de sus ojos, pero sí experimentamos la realidad por medio del resto de sus sentidos. Seguimos sus pasos y sentimos su angustia y su limitación de una manera abrumadora.
Piper Valca es un activo promotor de la representación positiva en el arte, de ahí que la protagonista sea una mujer con
discapacidad visual, y
negra. ¿Te sorprende esto último? Si en este punto de la reseña —y a pesar de la explicitud de la portada— te has desconcertado porque de manera inconsciente habías imaginado blanca la piel la chica sin nombre, estás entre la gran mayoría de los lectores, que imaginamos el «blanco por defecto». También es la prueba de que debemos abrir la mente y normalizar todo tipo de diversidad.
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La chica sin nombre" es una novela corta y singular que presume un gran trabajo de documentación sobre la vida de las personas con
ceguera. Asimismo resulta dura, porque entre la historia y el escenario dantesco propios de la ciencia ficción apocalíptica encontramos espeluznantes cuestiones inherentes al mundo real y actual.