Jane de 5 años y Rachel de 7 son dos hermanas huérfanas idénticas como dos gotas de agua, que hablan con la misma voz, dicen las mismas cosas y tienen ambas un ligero defecto en las orejas. Son autónomas, con un cerebro "prematuramente mecánico" y están continuamente entregadas a profundas conversaciones sobre temas fundamentales. Cosa que sorprende a Botvid, su tutor, un hombre culto de edad indeterminada, consciente de su responsabilidad de velar por una de las dos, pero no sabiendo por cual.
Las niñas sólo se atienden a ellas mismas y desatienden cualquier llamada del exterior. Miden y comparan su parecido constantemente, ya que éste cada vez está más acentuado por los frecuentes "ejercicios de imitación" que realizan. Pero este "intercambio de similitudes" que llevan a cabo puede ser peligroso, ya que una perfecta semejanza entre ambas las podría dejar sin identidad. Rachel podría llegar a desaparecer, convirtiéndose sólo en un ejemplo disminuido de Jane y a Jane le podría ocurrir lo mismo y transformarse en una variante inferior de Rachel.
Pero, ¿quién es Jane? ¿quién es Rachel? ¿quién es Botvid? Seguramente son las diferentes instancias psicológicas de una misma identidad, un mismo ser visto en un corte transversal mostrando sus diferentes dimensiones, todas ellas similares pero a la vez diferentes, una psique formada por una sobreposición de estratos sometidos a presiones y distensiones evolutivas e históricas que entreveran las diferentes capas, logrando que entre ellas se produzca algo parecido a un flujo. Según afirma un "loco" amigo de las niñas, "basta esforzarse un poquito para poder dividir en dos la propia vida" y, según afirma la psiquiatría, las posibilidades de fraccionamiento de la personalidad pueden ser infinitas atendiendo a las infinitas posibilidades combinatorias de los factores endógenos con los exógenos.
Y, ¿quién es el ángel de la guarda? Posiblemente otra de las instancias psíquicas de carácter "paternal" con funciones de control, cuya misión es servir de brújula moral que evite la dispersión y reconduzca al hombre hacia un "sí mismo" diseñado a partes iguales por las religiones, los ordenamientos jurídicos y los organismos de salud mental. Siempre estamos vigilados, no podemos olvidar que "continuamente estamos sujetos a una cosa que nos atraviesa la mente y que no es lo que buscamos". Jane siente al ángel como si fuera un pequeño pensamiento transversal representante de una fuerza superior, un delegado del poder al que atribuye todo lo que la destruye y la lleva hacia el precipicio; por eso lo odia aunque al mismo tiempo lo espera. Diseñado como un puente entre dios y el ser custodiado el ángel de la guarda, guía moral, voz de la conciencia, presencia inteligente y consoladora, se convierte en un mecanismo sombrío. Ya lo dijo Rilke, "todo ángel es terrible".