Aceptación

Sientes la calidez de sol sobre tu piel y llega hasta ti el aroma salino del mar. Los granos de arena cubren tu herida y, aunque adviertes la gravedad del asunto, descansas con un alivio difícil de explicar, parecido al que se siente al dejarse ir.

Desde donde estás puedes ver la enorme silueta del faro recortada en el inmenso cielo azul. Amenazante, enigmático, cercano y lejano al mismo tiempo. El faro que, años atrás, había estado a cargo de Saul Evans, un antiguo predicador que encontró en el mantenimiento del artefacto y en la tarea de guiar los barcos el sustituto perfecto a la búsqueda de la iluminación divina y a la propagación de la fe.

Eres la directora de Southern Reach, la agencia del gobierno encargada de desentrañar la gran incógnita que supone el Área X. Pero allí, en el terreno -estudiando de primera mano el terroir, como diría Whitby- simplemente eres una expedicionaria más, una de las cientos de personas que fueron enviadas a la zona. Llegaron a la costa con la información diezmada, minimizada, censurada por Southern Reach, para hacer de conejillos de indias explorando un lugar en el que ocurren cosas para las que no existe explicación científica. Fueron reclutados entre los que se presentaron voluntarios para al misión; de algún modo aceptaron el riesgo al que se enfrentaban, como tú hiciste. Con la diferencia de que a ti, probablemente la persona que más sabe sobre el Área X, te une a este sitio una cuestión personal.

Como le unía también algo personal -aunque de forma distinta- a la bióloga, el arma secreta de tu expedición, tu mejor baza para desenmascarar los secretos que esconde un lugar que te resulta tan extraño como familiar. Ella no era como los demás, te diste cuenta desde el primer momento en que mantuvisteis una conversación. Es posible que sólo ella, la bióloga, fuera capaz de captar el espíritu del ecosistema cambiante, invasivo y envolvente que conforma el Área X.

Lentamente, las imágenes-símbolo del Área X bailan en tu cabeza: el faro, la isla, la anomalía topográfica... Dentro de ti se representa la imagen borrosa de unos cardos y de cientos de conejos saltando y desvaneciéndose en el aire. Sientes que pasas a formar parte del paisaje, que te absorbe la naturaleza en su estado más salvaje. Notas la influencia de una biología virulenta y desconocida, potente e hiperreal. Es un día cualquiera en el Área X. Pero es un día extraordinario para ti, el de tu muerte. Aunque allí, "diluirse en el aire, en la tierra, en el agua, no es garantía de morir".