"¿Quieres o no quieres controlar tu vida? ¿Quieres o no quieres ser dueño de todos tus momentos? ¿Quieres?"
Dani tuvo el gran valor de decir sí. No un sí cualquiera, un SÍ rotundo. Su pareja le acaba de abandonar y con ella se han ido sus ilusiones de formar una familia, sus planes de futuro.
De repente recibe la llamada de un padre angustiado por la desaparición de su hijo y Dani - que trabaja buscando niños desaparecidos - se pone manos a la obra en su búsqueda. Los indicios sobre el caso le conducen a la isla italiana de Capri, que tan bien conoce porque allí pasó de la infancia a la madurez con la ayuda de dos personas que resultaron ser fundamentales en su vida: el Sr. Martín y George.
Echando la mirada atrás descubre que hay personas que tienen la capacidad de hacer parar el mundo. A veces se encuentran entre el primer círculo familiar o de amistades, a veces no. Son gente especial, joyas en estado puro que hay que aprovechar. El amor de las personas es capaz de detener el mundo y así será más fácil soportar todas las injusticias, tantas que como dice Dani: "he dejado de contarlas y he convivido con ellas sin inmutarme".
"Cuando llevas años aceptando que tu vida es lo que te pasa y no lo que originas, pues lamentablemente te acabas acostumbrando". Así que para alcanzar la felicidad deberá buscarla y hacer acopio del valor suficiente para actuar, atreverse a tomar las riendas de su propia vida.
"Si tú me dices ven lo dejo todo... pero dime ven" cuenta una historia "dedicada a todos los que siguen queriendo ser diferentes y luchan contra aquellos que desean que seamos iguales". Su autor nos regala la receta que él mismo elaboró para encontrar la felicidad y tenemos suerte de que nos quiera mostrar las pistas que se encuentran escondidas en nuestro camino personal.
Albert Espinosa parecía no partir de las mejores condiciones para ser feliz. Ha sufrido varios años de graves enfermedades y hubo un tiempo en el que el hospital era su segundo hogar. Sin embargo, derrocha un enorme sentido del humor y un optimismo contagioso y ha conseguido eliminar de su discurso vital la impotencia y los prejuicios dañinos.
Sin duda es un hombre dotado de una envidiable inteligencia emocional que la usa para disfrutar de la vida. Me parece una razón de peso para que le acompañemos en su ruta, estemos atentos a lo que nos pueda enseñar y lo dejemos todo si él nos dice ven.