¿Puede el amor incondicional desmoronarse frente al peligro de muerte del ser amado? ¿Los actos reprochables pueden justificarse por amor? Estos interrogantes surgen de las tramas de esta novela. En la primera, Diego y Elisa, los protagonistas del pasado, son dos jóvenes españoles, que junto a sus familias, huyen de los umbrales de la Guerra Civil para caer en una Francia a pasos de ser ocupada. El segundo hilo argumental se desarrolla en un presente enmarcado en los albores del siglo XXI y los roles protagónicos los tienen Violeta, una mujer embarazada, víctima de un golpeador y el mismo Diego, ya anciano y abuelo, que da refugio y protección a su entrañable nieta. Ambos son seres torturados por el pasado del que tratan de liberarse, pero que la indecisión y el miedo a defraudar al otro no los dejan. A pesar de que Diego cuenta a modo de monólogo sus cuitas en primera personas, son las mujeres las que llevan la voz cantante de la obra. Ellas son las que toman las decisiones que conllevan el destino de los otros, ellas denuncian a través de sus acciones la lucha de la mujer por la defensa de sus derechos, el acoso sexual infantil y la violencia de género.
Diego es el personaje clave que une los dos relatos, es el amante fiel de Elisa, la pintora audaz que, a cambio de ganar fama, se pone al servicio de la resistencia falsificando cuadros originales para resguardarlos de los nazis. Diego es un arquitecto que parece no tener vida propia, su amor incondicional lo lleva a ser complaciente con Elisa al punto de permitir que juegue con la muerte. Una muerte que llega al fin para la pintora, pero no para su amado que inerte huye de Francia para salvarse. En la segunda trama, nos encontramos con un Diego acosado por los remordimientos, incapaz de desvelarle a su nieta la verdad de aquella historia en la que está en juego también la identidad de ella.
Y es aquí, a la altura de estos acontecimientos, donde la lectura se vuelve tediosa y el interés por conocer los secretos se desgasta. En mi opinión, la autora emplea una prosa reiterativa que estanca el devenir de los acontecimientos para luego buscar una salida con un breve desenlace que cae abruptamente sobre la novela.
A mi juicio "La pintora de estrellas" es ante todo una novela testimonial que da cuenta de la hipocresía de una sociedad burócrata que antepone sus reglas más allá de las graves contingencias de la época.