Sólo quien ha mirado a la muerte a los ojos puede mirar cara a cara a la vida.
Sólo el que ha sido convocado por la muerte y ha logrado posponer la cita posee una mirada limpia. La mirada azul y transparente de los que despiertan, de los que se quitan el velo de los ojos para fundirse en el azul del cielo y zambullirse en las aguas azules del mar de la vida. Lo hacen sin miedo, sin preocupaciones, sin prisa. Porque para aprender a morir han tenido que pasar antes por el aprendizaje de vivir. Y es posible que, tal vez, la esencia de la vida sólo se pueda destilar desde la orilla de la muerte.
Estas personas son especiales porque comprenden. Superando sus principales temores, han despertado a la vida. A causa de tener la muerte tan próxima han adquirido conciencia. Poseen la sabiduría del que entiende que hay que vivir cada día como si fuera el último y adoptan esta idea como su propia filosofía. Saben que la vida es el mayor de los regalos y que es demasiado corta como para no disfrutar de cada minuto. Prefieren dar, porque es un verbo cargado de mucho más sentido que recibir. Descubren el caos que hay dentro de sí y, en lugar de luchar contra él, lo aceptan hasta llegar a amarlo, porque es lo que les hace únicos. Tienen una visión distinta de los problemas, distintas prioridades, normas distintas: las que les da poder mirar a la vida desde más lejos que el resto, adquiriendo mucha más perspectiva. Son seres que sirven de guía, que iluminan.
A tan sólo un puñado de días para encontrarse con su final, el protagonista de "El mundo azul. Ama tu caos" está a punto de pasar por la mayor experiencia de su vida. Tras cinco años tratando de ganarle la batalla a la muerte en una habitación de hospital, este joven puede marchitarse esperando el momento fatal o tratar de disfrutar del tiempo que le queda en el Grand Hotel, un lugar idílico destinado a ese fin que se ubica en una isla.
Con la segunda opción en mente, toma un avión hacia este sitio paradisíaco. Se trata de un lugar exclusivo, sólo pueden habitarlo personas como él, que han sido desahuciadas por los médicos y se encuentran en la última etapa de su existencia. El índice de rotación de los huéspedes es alto: cuando uno les abandona, deja sitio para otro nuevo que llega.
Niño es uno de los habitantes, el primero que se da a conocer. Le acompaña Perro, su fiel mascota, siempre a su lado. Poco después conocerá a otros, como Torso, el niño sin brazos ni piernas. La isla es un lugar muy particular; allí la vida es corta, todo pasa en cinco días. En ese corto periodo una generación nace y otra se pierde, haciendo de este modo que el tiempo adquiera una nueva dimensión.
En ocasiones llega a la isla alguien que, sin saberlo, está destinado a ser el líder de su grupo. Su papel no es ordenar ni conducir: es iluminar el camino. Alguien que saca coraje de la muerte y se reconstruye con ojos nuevos para vivir sin miedos. El líder es el que más resiste de su grupo, debe orientar con su brújula. El protagonista de "El mundo azul. Ama tu caos" es uno de los elegidos. El autor, Albert Espinosa, también. Son personas reveladoras que arrastran multitudes y dan significado a una de las frases del libro: "¿Puede una sola persona transformar el mundo? No tengo ninguna duda de que sí".