Si dedicamos un poco de tiempo a pensar en nuestros problemas veremos que muchos de ellos provienen de las relaciones sociales con personas de nuestro entorno. Un padre autoritario, una novia manipuladora, un amigo envidioso, un compañero de trabajo falso o una vecina chismosa pueden amargarnos la vida: son gente tóxica.

¿Quién no ha caído alguna vez bajo la influencia de una una persona nociva? ¿Quién no tiene en su círculo más cercano a alguien de trato difícil? ¿A quién no le ha dolido alguna vez un comentario malintencionado de otro? Las relaciones con los demás pueden ser gratificantes, pero también se pueden convertir en un foco de dolor y de problemas, ¿qué hacer para que esto no nos afecte?

El psicólogo y terapeuta Bernardo Stamateas reflexiona sobre este asunto y describe cada una de las personalidades más típicas de esta "gente tóxica": el mete-culpas, el envidioso, el descalificador, el agresivo... así hasta 13 clasificaciones. Este es el primer paso, de este modo podremos identificar fácilmente un comportamiento tóxico y reconocerlo cuando lo veamos.

Una vez detectado, debemos centrarnos en averiguar la forma de protegernos para no ser lastimados; Stamateas ofrece sistemas para poner límites a la "gente tóxica", para interactuar con ellos sin vernos afectados y para defendernos de las malas influencias que pueden ejercer en nosotros.

Pero también cada uno de nosotros podemos presentar comportamientos negativos y convertirnos, a veces sin pretenderlo, en "gente tóxica". Stamateas dedica también un apartado a este asunto, donde da las claves para cambiar nuestra actitud nociva en un comportamiento que no perjudique a los demás.

Nadie está a salvo de la "gente tóxica", cualquier grupo humano está expuesto a ella, pero sí podemos aprender la forma de actuar para no ser envenenados.