Azules, rojas, grandes, pequeñas, discretas o escandalosas. Realmente, da igual el tipo de gafas que uses tú. De hecho, ni siquiera es un requisito imprescindible que lleves gafas. Porque la manera de ver la vida no la determina este factor. Lo que lo hace es la actitud con la que decides enfocar lo que te rodea. ¿Es esta una filosofía sencilla? Sí, y muy útil, como demuestra el psicólogo Rafael Santandreu en su libro "Las gafas de la felicidad", un manual que tiene como objetivo ayudarnos a (re)descubrir nuestra fortaleza emocional.
Cerca de 20 años lo avalan como una de las voces más realistas y positivas dentro del campo de la psicología. Santandreu nos propone una filosofía de vida centrada en la llamada "bastantidad", que equivale a asumir que podemos ser plenamente felices tan sólo cubriendo nuestras necesidades más básicas, como pueden ser el comer, el beber o el dormir. Para ello, nos traslada un método que podemos adoptar con dedicación y esfuerzo y mediante el cual conseguiremos cambiar aquellos aspectos que nos impiden vivir en paz con nuestro interior.
Numerosas anécdotas y experiencias personales conforman un libro que se presenta, más bien, como una senda; un camino que recorreremos a través de veintiún capítulos. Al principio de cada uno, Santandreu narra un cuento, un proverbio o una escena de la cual partimos como base. A lo largo del capítulo, explica los puntos favorables que podemos extraer de esa idea inicial. Por último, hace un repaso de todo lo comentado y establece las directrices más importantes que tenemos que asumir. Un ejercicio de concisión y precisión que, sin duda, ayuda a asentar los principios de la filosofía de este psicólogo experto en terapia cognitiva.
Un ejemplo de esta particular visión de la vida es el siguiente: imaginemos que estamos en la cola de un supermercado. Llevamos todo el día estresados y no hemos tenido tiempo de parar ni un segundo. Sin embargo, el hecho de estar esperando a que nos atiendan nos irrita y logra malhumorarnos. "¿Por qué tengo que esperar?" "¡Qué mala suerte tengo!" "¿Es que no pueden ir más deprisa?". La consecuencia inmediata conlleva que acabemos todavía más enfadados con el mundo y dispuestos a descargar esa ira contra quien sea.
El remedio a estos pensamientos negativos es sencillo. En primer lugar: ¿va a ayudarnos en algo enfadarnos con el mundo por nuestra situación? No. Por mucho que refunfuñemos, la situación es la que es. Por lo tanto, no vale la pena amargarse. En segundo lugar: podemos sacarle el lado bueno a todo; también, a eso que nos está molestado. ¿Hace mucho que no escuchas tu canción favorita? Es un buen momento para disfrutarla mientras esperas. ¿Se te olvidó preocuparte por aquel amigo que te escribió? Aprovecha para hacerlo. Dale la vuelta a la situación de manera que puedas llevarte contigo algo que merezca la pena.
Aunque de primeras este tipo de reacciones sean más costosas debido a nuestro pensamiento negativo, Rafael Santandreu demuestra que es posible mostrarse positivo frente a las circunstancias de la vida con entrenamiento ("como si fueras al gimnasio"). De esta manera, "Las gafas de la felicidad" puede entenderse como el primer paso hacia un una nueva forma de concebir el mundo que nos rodea, y de ponernos unas lentes invisibles que nos ayuden a graduar nuestro corazón y nuestra mente.