El método

Para gran parte de la psicoterapia convencional profundizar en el pasado del cliente (anamnesis), bucear en las causas últimas de sus disfunciones actuales, le proporcionará a éste una especie de iluminación (insight) que no sólo clarificará su problema, sino que le dará también la fuerza necesaria para superarlo.

Todo esto, que no deja de tener un fondo de verdad pero que es insuficiente, conduce a los clientes hacia procesos terapéuticos que pueden alargarse años, incluso décadas -como sucede en el caso del psicoanálisis- y que al final acaban antes con la paciencia del cliente que con el problema que originó la consulta. Incluso en los casos de "éxito" de estas terapias eternas, al final no se puede discernir si éste se debe a las bondades propias del enfoque terapéutico en cuestión o bien al proceso de remisión espontánea propio de los flujos evolutivos muy largos en los que interviene una gran variedad de factores, tanto internos como externos.

En "El método" Phil Stutz y Barry Michels proponen un nuevo modelo terapéutico en el que llegar a las razones últimas de un problema no es la causa del cambio, sino su consecuencia. Para ellos "lo más profundo de la experiencia humana tiene lugar cuando se interactúa con el mundo exterior". Piensan que el terapeuta debe centrarse menos en el problema y su por qué y más en la solución, es decir, en el cómo. Cuando un cliente acude a la consulta en busca de ayuda para resolver un problema puntual que le angustia en el momento presente no quiere teorías, ni conjeturas, ni explicaciones causales, busca una solución en el aquí y ahora, busca un plan de acción, una "manera de contraatacar", una ayuda inmediata que alivie su sufrimiento, una fuerza que le haga cambiar no su actitud sino su conducta, una herramienta con la que ajustar el cambio.

Para Stutz y Michels en el universo mental del hombre existen una serie de "fuerzas superiores" a nuestra disposición. No se trata de fuerzas sobrenaturales, son inherentes al ser humano. Podemos llamarlas fuerzas inconscientes o espirituales y están situadas en un plano de conciencia superior al ordinario. Sólo necesitamos una forma de acceder a ellas y activarlas a nuestro favor. Este dispositivo de activación son las "herramientas", mecanismos activos a través de los cuales poder beneficiarnos de "ese mundo infinitamente mayor que nosotros, un mundo de fuerzas ilimitadas".

Los autores de "El método", tras varias décadas de experiencia terapéutica, han depurado cuatro herramientas básicas (inversión del deseo, amor activo, autoridad interior y flujo de gratitud), cuyo uso continuado permite acceder a cuatro fuerzas superiores fundamentales (fuerza de progresión, efusión, fuerza de la expresión personal y gratitud) y una quinta herramienta (el riesgo) que garantiza el uso de las otras cuatro y que permite el acceso a la fuerza de voluntad. Conscientes los autores de que el concepto de "fuerzas superiores", por su carácter intangible podría no encajar en la mentalidad escéptica y descreída actual, añaden un capítulo final en el que aclaran las dudas al respecto.

Para concluir, es importante no olvidar que, según Stutz y Michels, cualquier crisis psicológica o existencial puede considerarse una oportunidad de crecimiento y evolución y que, en materia espiritual, el mejor maestro -como también decía Krishnamurti- somos nosotros mismos. Muy destacable nos parece también la insistencia de los autores en resaltar la dimensión social que puede adquirir el cambio personal propiciado por "El método", ya que "cada vez que alguien usa una herramienta, las fuerzas superiores invocadas no le benefician solo a él, sino a todo su entorno".