"Diario de un infortunio" es la primera novela del escritor Manuel Mata, que tras sus éxitos con las obras anteriores, “Supera tus miedos y alcanza tus sueños” (Ed. Círculo Rojo) y “¡Reinvéntate!” (Createspace), parece que, sin alejarse demasiado de la literatura de superación personal y autoayuda, ha probado una nueva forma de llegar a los lectores a través en esta ocasión de la narrativa.
"Diario de un infortunio" relata bajo la forma de diario las vivencias de un chico joven que de pronto se convierte en el cuidador principal de su pareja, Dani, otro chico algo mayor que él, al sufrir éste un ictus cerebral que lo lleva al coma.
El infortunio del ictus cerebral es el inicio de una serie de sucesos desafortunados porque, aunque Dani acaba despertando del coma, en el camino de la recuperación el cuidador debe enfrentarse a multitud de complicaciones derivadas algunas de la enfermedad, y otras de las dificultades de la vida misma, como problemas económicos, relaciones familiares y personales, etc.
"Diario de un infortunio" cuenta una historia con total realismo y sencillez, y más allá del enfoque en la enfermedad, explica también una verdadera historia de amor gay, por encima de las convenciones sociales y la incomprensión, a veces incluso de los más allegados. En ella el cuidador es más que una pareja, ya que demuestra ser leal a Dani en los momentos en los que más hace falta, al dedicarse enteramente a los cuidados y atenciones que él necesita tanto en el hospital como fuera de éste.
La trama está repleta además de intrigas, secretos, miedos, engaños, egoísmo, traiciones y desilusiones. En el lado positivo, podemos encontrar un argumento que se entreteje con esperanza, coraje, y sobre todo la capacidad de superación del cuidador, quien por encima de todo sigue adelante. Eso sí, los acontecimientos sobrevienen tan rápidamente que casi el protagonista no puede asimilarlos por completo.
Por si todo esto fuera poco, la historia se envuelve en un halo de misterio a veces en cuanto a la situación real de la enfermedad de Dani, que parece esconder siempre algo más que no se acaba de concretar. Hay que sumar también que el derrame cerebral por el aneurisma de Dani provoca en sí mismo un desarrollo imprevisible, no exento de riesgos para su salud incluso tras su salida del coma y esperanzadora recuperación.
Es pues un argumento dirigido a conmover al lector, provocarle, no dejarlo indiferente, sin forzar ninguna situación, pero tampoco dejando de contar sin tapujos lo que es vivir una situación de extrema vulnerabilidad, ya no solo para la persona que sufre la enfermedad, sino para el cuidador, por su gran exposición a unos hechos tremendamente difíciles y la falta de apoyos para sobrellevarlo. Como se cita en el libro:
“El cuidador es la víctima colateral de la enfermedad”.
En la última parte del libro el autor ofrece información de ayuda para cuidadores y personas que se encuentran en el caso de tener a un familiar o un amigo en una situación de dependencia transitoria o definitiva, proporcionando datos sobre el “burnout” del cuidador y los riesgos inherentes al mismo.
Todo ello incluído en un breve relato de apenas 118 páginas, de fácil y fluída lectura, pero altamente intensa y sobrecogedora.