El círculo de la motivación

El bienestar psicológico de cualquier ser humano pasa por distintas etapas. Cualquier persona sufre estadios negativos en los que el abandono o la apatía ganan la partida a la dicha, sin que intervengan en ello factores externos necesariamente. Al cabo de un tiempo, por lo general se logran superar los malos momentos y vuelve la calma, aunque no hay que bajar la guardia porque más adelante el malestar, sin duda, antes o después volverá. El estado de ánimo sigue un recorrido cíclico, movimiento que el Doctor Valentín Fuster comprobó hace tiempo en sí mismo, intuyendo que se trataba de algo generalizado en el hombre. Su experiencia profesional en el campo de la medicina, el trato directo con sus pacientes, la observación de la trayectoria vital y emocional en las personas de su entorno más cercano corroboraban esta idea.

Valentín Fuster se ayudó de una sencilla forma geométrica para describir la trayectoria recurrente de las emociones: un círculo. El círculo consta de cuatro fases: motivación, satisfacción, pasividad y frustración. De todas ellas, la motivación es sin duda la más importante, la que tira de nosotros para que logremos dejar atrás la zona negativa del círculo y nos impulsa hacia la positiva. Aunque es cierto que hay personas con una predisposición mayor que otras a encontrarse durante más tiempo en una zona determinada del círculo, es posible aprender a dirigir nuestra propia tendencia, aprender a empujarnos a nosotros mismos para mantenernos el máximo tiempo en las fases favorables. Es interesante madurar este aspecto de nuestra vida y dedicarle un esfuerzo por nuestra parte porque, tal y como afirma Fuster, "una vida satisfactoria es una conquista cotidiana".

"Atravesaremos momentos en los que todo fluye, momentos en los que tendremos la sensación de estar atascados y momentos de cierta desazón. El mérito consiste en encontrar la motivación necesaria para levantarse y la valentía para volver a andar". "El círculo de la motivación" de Valentín Fuster está cuajado de ejemplos de personas que han logrado conducir su vida de manera acertada; algunos de los casos que nos muestra son grandes modelos a seguir -empezando por su propia trayectoria personal- pero la gran mayoría son pequeñas historias, casi anécdotas, que enseñan a orientar la vida hacia su aspecto positivo, que siempre será el más satisfactorio para el individuo y coincidirá a su vez en algo beneficioso para la sociedad.

Las ideas que recoge el libro de Valentín Fuster adquieren en este momento más significación que nunca. La situación que atraviesa el mundo es, en la actualidad, descorazonadora. La crisis que devasta el mundo amenaza con socavar la moral del individuo y corremos el riesgo de dejarnos invadir por la pasividad, la resignación, la sensación de no poder hacer nada. La situación es especialmente difícil para los jóvenes, a los que este autor dedica su libro deseando que "luchen por encontrar su camino". Pero la trayectoria del mundo también se rige por el principio de rotación y, aunque en este momento nos encontremos en la zona negativa del círculo, la fuerza común de la motivación de cada individuo podría ser el motor del cambio que nos impulsara a un tipo de sociedad "más humana, más justa y con valores más firmes".

"Rendirse no es una opción; sigamos avanzando".